viernes, 11 de abril de 2014

El Consenso en BLOC: El papel de los espacios de discusión en la construcción del consenso.

Por: Carlos Mario Camacho

Ya hace algunos meses, cuando el BLOC 2013 inauguró sus 4 salas de exhibición, con las piezas de los artistas ganadores de la beca, a mi correo llegaron una buena cantidad de comentarios, que expresaban varias preocupaciones tanto estéticas, como formales y de gestión del evento. Por tal motivo, empecé a recopilar información al respecto, ya que todo lo que se generó en el momento fueron comentarios en las redes sociales y discusiones,  en donde muchas veces intervinieron los mismos artistas seleccionados de la beca, dándole a la discusión, matices muy domésticos y de corto alcance, pero igualmente importantes en su momento.



Entonces, tomé la tarea de contrastar mis impresiones de las pasadas ediciones del evento, con los comentarios que me compartieron colegas y textos institucionales del BLOC. Como resultado encontré evidencias de los aciertos y desaciertos por parte de los organizadores y de los artistas. De ahí que, pude hacer un análisis de las condiciones actuales de la beca, exponiendo las necesidades de un medio precario de exhibición, y justificando un consenso negativo por parte de la población artística Caleña, a pesar de la gran acogida que posee su convocatoria.

En dicha búsqueda hallé algunos textos en la página web de Lugar a Dudas, además pedí a Leonardo Herrera, el coordinador del BLOC, los textos que se produjeron para la edición más reciente del evento, y de igual forma, contacté a tres de los cuatro artistas ganadores de la beca del 2013, preguntándoles por documentos que evidenciaran su proceso de creación. Todo ello para enriquecer mis argumentos, ya que, en la ciudad de Cali la crítica seria es muy escasa y como lo dije anteriormente, los comentarios se quedan en los pasillos de las universidades y en las esquinas bohemias de la ciudad, brindando un análisis muy sesgado y poco sólido, respecto a la realidad actual del arte contemporáneo en Cali.

En resumen, el objetivo de este texto es, entender porque goza, como evento, de un consenso negativo por parte del público, a pesar de ser el único estímulo que se ha brindado en cuatro ocasiones consecutivas en Cali, el cual entrega una suma grande de dinero a los artistas ganadores. Por lo tanto, se hace urgente revisar su modelo de gestión, sus objetivos y el impacto que éste tiene en el público general.
En un reciente texto, producido para el BLOC, Leonardo Herrera dice, en uno de los textos del plegable para distribución en sala:

BLOC 2013 (Becas locales de creación), ha sido durante sus cuatro años la única iniciativa clara, para los artistas de la ciudad, de mostrar sus producciones, a través de becas de creación; con una bolsa de trabajo de $ 9.000.000 pesos para que desarrollen sus proyectos, siendo la única política clara para los artistas de la ciudad (Herrera. L, 2013, p 2.).

Y estoy de acuerdo, que ha sido la única iniciativa para producción en Cali con continuidad, mas no estoy de acuerdo con la claridad que indica Leonardo. Sin embargo, al ser la única opción en cuatro años consecutivos, brindando un apoyo ocasional, casi asistencial, pero sumamente necesario para el momento, se debe repensar, el método de su convocatoria, el llamamiento a la misma y los espacios a construir, para que se dé una reflexión alrededor del evento. Por ello, se hace pertinente y casi necesario preguntarse ¿Qué es lo local en el BLOC? si esto ¿es solo un requisito de residencia en la ciudad, por parte de los artistas convocados? o ¿es la búsqueda de las imágenes de la ciudad de Cali, representada en la producción de los artistas de la ciudad? Ello me hace pensar en el tipo de producción que los artistas están realizando en Cali, y preguntarme ¿con qué frecuencia producen?, ¿para quienes producen?, ¿o es acaso una práctica casi bohemia, que a pocos importa donde sea exhibida? además ¿cuáles son los motivos o las provocaciones estéticas y políticas que está brindando la ciudad? Preguntas muy ambiciosas que no responderé, aunque si trataré de abordar algunas de ellas, para dibujar un boceto de las falencias en cuanto la producción, la crítica, el papel de los medios de comunicación, en el acercamiento de un público cualquiera y la construcción de memoria histórica del arte en Cali, que se está revelando gracias al BLOC.

De aquí que, se deba abordar el análisis de su modelo de gestión de una manera dinámica, escuchando a los artistas de la ciudad, tanto los ganadores de la beca, como los que aspiran a ella. Pero dicha escucha debe aludir a la creación de un consenso claro, alrededor de las preguntas anteriormente expresadas, en diferentes escenarios; por ejemplo, se deben considerar los diferentes medios con los cuales el evento expande su accionar más allá de las salas de exhibición, como lo son, el catálogo, los artículos críticos, los foros, los medios de comunicación y el modo de circulación del público. Éstos son elementos fundamentales, para conformar un criterio claro frente a la producción del arte contemporáneo.

El BLOC como acción

B (beca), LO (local), C (de creación), el evento da lo que ofrece, una beca local de creación, pero si esto aparentemente es claro ¿Por qué ha generado tanto malestar en la comunidad artística, cuando emiten los ganadores e inauguran las exhibiciones? tal vez porque no es tan claro. Por ello, es pertinente hablar del consenso en la producción de la obra contemporánea y cómo éste está vinculado a la idea de lo local. Ya que, si la producción artística de la ciudad, posee personas que se relacionan en espacios comunes, y se forman en universidades y centros de estudio, de manera colectiva, valdría la pena preguntar si ¿en estos espacios se está llevando a cabo charlas acerca de la producción propia de sus estudiantes y maestros? También valdría la pena preguntar si ¿hay una diversidad en las funciones alrededor de la creación de los diferentes actores que impulsan esa producción? y hago referencia a que, en estos centros educativos o en los espacios en común no se brindan más alternativas de formación artística, como lo es la crítica y la gestión. Entonces, se podría suponer, dicho de la manera más irresponsable, que Cali solo produce artistas, y por esta razón, muchos emigran hacia otras latitudes, buscando un apoyo sistemático a su producción, sin depender de las ocasionales convocatorias.

Por consiguiente, Cali debe pensar, no solo en la producción de obra, sino en todo un sistema que apoye dichas piezas.  De hecho, Tomás Ruiz-Rivas habla sobre las condiciones mínimas de exhibición de arte, entendiendo ésta como un proceso social de trabajo, en la que hay un momento de producción, otro de distribución y al final, uno de consumo, siendo indispensables entre sí, o cómo él mismo lo dice, un todo indisoluble (2007). Gracias a este argumento, cabría preguntarse ¿es una beca de creación lo que Cali necesita con urgencia? BLOC hasta su pasada edición 2013, ofreció una beca más, a las tres acostumbradas, sumando un número de cuatro becas de nueve millones cada una, y para mí está bien, que se apoye cada vez más a los artistas. Sin embargo, aun así se queda corto su modelo de gestión. En síntesis, un evento no crece solamente con el incremento de dinero que ofrece, sino que, llena espacios donde antes había vacío, construye paralelamente escenarios donde existen falencias, de manera estratégica y sistemática.

Igualmente, Vinceç Furio, habla de la importancia del trabajo mancomunado de los críticos, los coleccionistas y las instituciones para que una obra sea valorada y adquiera prestigio, ya que la atribución de dicho valor, está condicionado socialmente (2012) por ello, se hace necesario la múltiple intervención de todos los factores, alrededor de la producción, para que se construya un criterio sólido, en torno al evento BLOC. Si se abre una convocatoria para la producción de piezas, se debe buscar un grupo de especialistas, que no solo sirvan de jurado al momento de escoger los ganadores, sino también, produzcan texto y generen eventos de discusión, donde no se busque la crucifixión, ni el endiosamiento de los escogidos, sino que se debatan las condiciones de producción que poseen los artistas residentes en Cali. Del mismo modo, se debe debatir cuales son los escenarios de acción que posibilitan una continua producción, no solo en el desarrollo de un proyecto para la fecha en la cual abre la convocatoria, sino como una práctica constante por parte de los artistas.

De aquí que, el arte contemporáneo no se construye solamente alrededor de sus objetos, lo hace en conjunto con su ejercicio práctico, donde varios elementos confluyen en él. Por ejemplo, George Dicke (1974) y Howard Becker (1982), hablan que para que algo sea considerado arte, debe hacer un consenso entre los especialistas, de un determinado mundo del arte (Furio, 2012). Siguiendo con esta idea, dicho consenso se construye con tiempo, más aún cuando los artistas opinan sobre sus obras (Furio, 2012), como se vio en los plegables de sala. De ésta misma manera, Leonardo Herrera les realizó una entrevista a los artistas ganadores, la cual involucraba preguntas desde lo conceptual y lo formal; veamos algunas de ellas:

Leonardo Herrera: ¿Por qué tomar la declaración del presidente para crear esta pieza?
Leonardo Lopez: La iniciativa tiene que ver con los medios de comunicación y el momento en el que se quiere dar una imagen a la población. La posibilidad de posicionar una imagen es un tipo de poder que los mismos medios otorgan al estado, y ese poder reside en hacerles creer a todos lo que el poder quiere que se piense. De eso depende cómo se lleva una sociedad: engañada o confundida.
LH: ¿Tiene este ejercicio relación con la biopolítica?
Juan Melo: Ha surgido siempre en las discusiones la relación con temas políticos como el manejo de las patentes de las semillas por parte de Monsanto y la transgénesis que le acompaña. Sale a colación debido a que el problema del proyecto Simbiosis está directamente relacionado con la situación del hombre, el mundo y la ética. Al tratar de mantener un mundo natural con la incidencia de la tecnología es inevitable que haya transgénesis, que es como se denomina la manipulación genética de semillas. Todo esto es un proceso político pesado que genera un limbo ético y tecnológico; un problema de bioética en el que la idea es proteger la planta en su estado natural, manteniendo sus condiciones de naturalidad a pesar de la inevitable influencia de lo artificial a manos del hombre. Sin embargo, no estamos de acuerdo con la manipulación genética o transgénesis. A mi modo de ver hay una hibridación entre lo vivo y lo tecnológico donde la función de cuidar lo vivo es un arma de doble filo. Hay un ejemplo que se puede citar: el daño que hacen las baterías a las plantas, impidiendo el crecimiento o matándolas gracias a las vibraciones energéticas que las baterías producen y estamos confrontando.
LH: ¿Hay algún otro problema con el audio?
Monica Restrepo: Bueno, otro problema es que está doblada al mexicano. Eso hace que una película, que supuestamente es la representación máxima del caleño, doblada en otro dialecto moleste y cause rechazo entre la gente que la vio. Este sonido produce una distancia que te aleja de lo que pasa en la imagen. Para trabajar en estos dos problemas, he pensado en cómo podría yo doblar Tacones al caleño hoy, en el 2013. ¿Es posible doblar esta película hoy? He empezado a pensar en estrategias que podrían funcionar para eso, aun sabiendo que no he podido ubicar al señor Pascual Guerrero e ignoro si podré usar o no las imágenes. Esa limitación me parece interesante porque la película estaría presente pero no está; no se puede ver.
LH: En esta operación cada cosa se muestra tal cual es, en su aspecto unitario y repetitivo. ¿Te interesa elevar este objeto a “Gran-objeto artístico”?
Verónica Lehner: Más que eso, es interesarse por las cosas; indagar en ellas así sean cosas que a muchos les parezca que no tiene sentido investigar; hacer un análisis perceptivo de los objetos para que finalmente a través de una cosa tan sencilla se intuyan otros aspectos de la vida, de la ciudad, de los objetos en sí, de esa circulación de cosas que hay y que simplemente las utilizamos pero en las que no nos detenemos. En eso hay una reflexión en cuanto al como consumir, porque hay formas de consumir también, pero la que se nos pide es consumir y desechar.
 (Herrera. L, 2013, fragmentos de los plegables entregados en sala).

Si, está la voz de los artistas, aun así, no se encuentra fácilmente estos textos a la fecha (10 de febrero 2014), ya que, solo se entregaron en sala y no hay otro espacio donde consultarlos. Esto se debe hacer, no solo por la formación de público, sino por la consolidación de un consenso alrededor de la producción del artista, lo cual ayudaría a alivianar las tensiones que se generan entre los espectadores, debido a que, muchos de ellos aplicaron a la convocatoria y no fueron seleccionados. En las pasadas ediciones si se ha hecho este documento En el 2010 y 2012  se recogieron textos de los artistas seleccionados, se publicaron algunas fotos del montaje y la exhibición; para el 2011 y 2013, se realizaron entrevistas a los artistas. Sin embargo, no basta con los escritos de los artistas, pues no se encuentra ningún texto curatorial que ponga en dialogo las piezas, ni mucho menos se encuentra crítica de agentes externos al evento, la cual le ayudaría mucho para la proyección del mismo.

Hay tensiones evidentes, y más cuando se habla de la selección de los ganadores. El artista Leonardo Herrera que además es el coordinador del evento, en un post iniciado por el artista Serio Zapata, en una red social, publicó, a manera de comentario, el listado de los pre-seleccionados por cada jurado, y con ello evidenció como se seleccionó los ganadores de esta edición; dato importante, considero yo. Haré una pausa en mi argumento para indicar que, como corre el presente tiempo, los medio virtuales han acercado no solo personas, en cuanto a precedencia, también, han visibilizado prácticas, por la fácil publicación de sus contenidos, nos hemos enterado de convocatorias en otros continentes, se ha develado los paso a paso de muchas producciones artísticas y se ha dado paso a la crítica, así sea de una manera informal, pero sumamente masiva, gracias a que los medios virtuales le dan la posibilidad de expresarse a cualquiera con un computador e internet. Retomando, entonces, si se da una fuerte conversación, en una red social, donde dos de los cuatro artistas ganadores del BLOC, intervienen para dar su punto de vista, respecto a las falencias que muchas personas expresan acerca del evento, y el coordinador devela como fue la selección de éstos ¿Por qué no hacerla fácil y crear un espacio de discusión, donde se den a conocer este tipo de información?

La memoria del BLOC

Otro aspecto a tratar es la sistematización de las experiencias, por tanto, si hablamos de una beca para impulsar la producción, se debe crear una pieza donde hable del proceso de elaboración de las obras y no sea solamente la exhibición, la que acarree con la responsabilidad de comunicar todo lo que allí se hizo. Afortunadamente para la última edición, dos de los cuatro artistas generaron evidencias de ello. El artista Juan Melo, mostró a través de una completa sistematización como fue el proceso de producción de su obra, a través de una página web[1], además está pronto a publicar, un pequeño libro llamado Sym-Bio-Sis, de 62 páginas, como tituló su proyecto, el cual, recopila la experiencia de producción y expone sus conclusiones, desplazando el punto de interés único por la pieza, hacia el proceso de producción, y exhibiendo éste, como una obra inacabada, sujeta a cambios y mejoras. Citando al autor:

El arte y la ciencia. El trabajo en simbiosis también ha sido una oportunidad para reflexionar sobre los posibles roles del arte para la ciencia. En el quehacer científico, e algunas ocasiones, “los medios justifican el fin”, es decir que resulta más importante el protocolo que el conocimiento mismo. El ejercicio metódico de razonar, tan valioso en la ciencia, acapara las prioridades de quien las ejercen. Las consecuencias e implicaciones del conocimiento científico se ocultan entre los volúmenes de las revistas. En esta época álgida en la que los logros científicos hacen tambalear nuestra condición de ser humano, el rol del arte es el de propiciar la reflexión frente a la ciencia. (Melo, 2013, p.29)

Lo mismo hizo la artista Mónica Restrepo, al reconstruir la película Tacones. Entregó un manuscrito de 102 páginas, las cuales contienen entrevistas a los diferentes actores del perdido film, y los consignó en éste.

No digo que todos los artistas estén en la obligación de hacerlo, pero, si el BLOC está procurando fomentar la producción, debería considerar desafiar su modelo de gestión y producir algún esfuerzo por presentar una sistematización de la producción de los artistas, donde se esboce desde el punto de vista de las instituciones, hasta donde el artista permita, cómo fue esa labor de producción. Ocurrieron casos donde, en las redes sociales se preguntaba si ¿todo el dinero de las becas debía ir a la producción?, o ¿cuál era el perfil que buscaban las instituciones vinculadas en los artistas? Creo que un documento de dichas características respondería las preguntas.

Otro aspecto que le hace falta al BLOC es su catálogo, su registro escrito del evento, que funcione como testimonio histórico de todas las producciones impulsadas por la beca, que sirva como documento articulador, entre el montaje en sala, y la memoria discursiva de éste. ¿Cómo mostrar la continuidad de un evento, que se perfila como el más importante en cuanto a producción artística de artistas emergentes de la ciudad? No hay una plataforma web que lo haga, no hay un texto que hasta ahora unifique cada edición, y espero que se haga, porque es necesario construir una memoria histórica, alrededor del evento. Por ahora solo hay una sección en la página de lugar a dudas, donde recopila de manera muy somera alguna información que cito[2]. No obstante, considero que los artistas lo saben, sino Mónica Restrepo y Juan Melo no hubiesen realizado el esfuerzo para producir un pequeño libro, que develara algo de su experiencia de producción.

Es necesario, para que el arte retome relevancia en la ciudad, debe haber una consolidación del consenso, y para ello, se debe generar una discusión permanente, una divulgación amplia de los métodos y los fines de los eventos por parte de las instituciones, una producción constante por parte de los artistas, haya o no haya convocatoria para proyectos; debe haber también, diferentes actores que involucren sus voces, como el que está pensando en montar galería, o el que está escribiendo crítica, o el que está pensando o en una productora cultural más amplia, que ya hay varios en ello. O sino nunca será atendida la queja de Leonardo Herrera, acerca de la atención de los mandatarios locales, para el apoyo al arte contemporáneo en la ciudad (2013).

El consenso requiere de cierto tiempo para que se construya (Furio, 2012), y precisamente es tiempo lo que requiere BLOC para consolidarse. Por ello, considero necesario que se mantenga su continuidad, pero que su modelo de gestión cambie, no solo para disipar las dudas recurrentes con que cuenta, sino que entienda el arte como una actividad, no como un mero objeto (Furio, 2012), dándole relevancia a los sucesos que lo definen, desde la producción, desde su distribución y su consumo; construyendo un perfil claro, donde el valor que se pretende dar a las obras, se construya gracias a los contrastes entre las opiniones de los diferentes medios, y actores, ya que, no vamos a pretender, ni a entender el consenso como una única idea alrededor de algo, y menos del arte contemporáneo, pues es más complicado construir esta idea para él (Furio, 2012). También lo dice Tomás Ruiz-Rivas, cuando expresa que el conocimiento del arte ya no se centra en el objeto, sino en todo un sistema, dándole relevancia a la crítica (2007), vitalizando las funciones complementarias de su esfera. Con esto podemos decir que, las instituciones que tiene a cargo el BLOC, poseen una oportunidad frente a ellas, ésta es, posicionar la convocatoria local de arte contemporáneo más atendida de la ciudad, la cual cuenta con más años de publicación y darle la credibilidad local que por ahora no goza, como lo dije anteriormente.

El requisito de su convocatoria

Otro aspecto que se debe tratar es el concepto de localia, definir qué es lo local en BLOC y evidenciarlo en toda su actividad. Sin embargo, todo lo contrario ocurre, mil preguntas se formulan cuando se abre la convocatoria y mil más cuando finalizan las exhibiciones. Éstas van orientadas no solo al modelo de gestión, sino a preguntarse por la selección de los jurados y la pertinencia de sus decisiones. Por ejemplo, se formulan preguntas como ¿Cuáles eran los perfiles de proyectos que buscaban?, ¿cómo se seleccionaron los artistas?, ¿qué relación tienen esas piezas con el discurso local?, ¿se puede hablar de un discurso local?, ¿lo local se define como un requisito de residencia en la ciudad?, ¿o es más que eso? Todas estas preguntas han surgido en muchas conversaciones, las cuales he tenido con amigos y colegas, y casi siempre los argumentos se construyen con base a un requisito que tiene la convocatoria. Por ello, citaré el primero documento expuesto al público en el 2010, pues considero, que éste es la base para la construcción de dicha idea.

4.- Requisitos de los participantes: podrá participar cualquier persona natural, mayor de edad, a título individual o colectivo, nacido o radicado en Cali. No podrán concursar quienes estén laboralmente vinculados a alguna de las entidades convocantes (Convocatoria BLOC, 2010, p.2)

Para esta última versión 2013, se restringió mucho más la participación de los convocantes, pues se excluyó, de su documento la posible vinculación de artistas que hayan nacido en Cali, solo indicando que los artistas que residieran en la ciudad fuesen los que pudieran atender el llamado; consignado esto en la página web de Lugar a Dudas[3]. Ésto genera dudas, pues no se especificar que tiempo el cual los artistas deban certificar la residencia en la ciudad; y mucho menos si en un colectivo deban acreditar residencia todos sus integrantes.

Para seguir con el análisis de su modelo de gestión, compartiré la última versión de este punto de la convocatoria:

4. Requisitos: Podrá participar cualquier persona natural, mayor de edad, a título individual o colectivo, radicado en Cali. No podrán concursar quienes estén laboralmente vinculados a alguna de las entidades convocantes. En el caso de presentarse en equipo o como colectivos, se considerará como representante el que se designe, en carta escrita anexa a la propuesta. A la persona indicada en el documento se le entregarán los recursos de la bolsa. Una vez concluido el periodo de la beca, los beneficiarios de las mismas deberán presentar un informe final sobre el trabajo desarrollado. La duración de las becas será de cinco (5) meses incluyendo el tiempo del montaje de la exhibición y en ningún caso se prorrogará (Convocatoria BLOC, 2013).

Hago énfasis en este punto, pues gracias a él se ha generado mucho malestar por parte de los artistas convocados y este requisito es justamente el que realiza el filtro para la selección de los artistas locales. Además, la restricción que imposibilita aplicar a la beca a personas que laboren en algunas de las instituciones debe ser más clara, debido a que se ha generado una queja constante en el momento de conocer los resultados de la convocatoria, pues se ha visto cómo personas cercanas a las instituciones han sido ganadoras. Por lo tanto, ha formado un malestar generalizado en las personas que han aplicado, hasta el punto de convertirse en comentarios constantes acerca de la manipulación de los resultados. Para evitar dicha situación, este requisito debe tener un punto aparte, exclusivo, donde no solo se le niegue la posibilidad de participar a los funcionarios directos, sino los indirectos de las instituciones que organizan el BLOC, personas que les prestan servicios; como también, excluir a los funcionarios de planta por un tiempo prudencial una vez se hayan desvinculado de la institución. Esto logra procesos de selección mucho más claros y plurales, donde no toda la responsabilidad por la elección de los ganadores recaiga sobre los jurados, procurando de esta manera, generar filtros mucho más claros, y evitando el constante malestar que está presente en la comunidad artística de Cali. Por ello, repensar el modelo de gestión, en cuanto al objetivo central del evento es fundamental, ya que, lo poco detallado en sus requisitos de convocatoria han causado malas interpretaciones tanto de ella, como de sus resultados y una tergiversación del objetivo del evento.

Muchas preguntas, pocas respuestas, ya que, si en la ciudad hay tan pocos espacios de discusión seria, donde estén involucrados varios elementos para que el arte contemporáneo ocurra, el BLOC  lastimosamente seguirá siendo débil, porque no se ha construido aún los eventos periféricos de difusión, de crítica, de mercado, que necesita el arte contemporáneo, en sus procesos discursivos. Además, se debe de fortalecer las bases de su convocatoria y aclarar los vacíos en éstas, para sus próximas ediciones. Por consiguiente, hay que seguir realizando el evento, hay que atender el vox  populi, abriendo espacios de discusión, tanto escritos, como verbales, tanto con eventos periféricos y centrales. En síntesis, BLOC puede llegar a ser la beca local más importante de Cali y es allí donde debería quedarse, siempre y cuando fortalezca la visión de industria y de acción artística, donde no se intenten privilegiar objetos de arte, sino todo un sistema que debe nutrir y revitalizar el arte contemporáneo en Cali.





Referencias:
Furio, V. (2012). La sociología del arte. Cátedra, Barcelona – España.
Herrera, L. (2013). Plegable de sala BLOC, Cali - Colombia
Ruiz-Rivas, T. (2007). Cuadernos grises. Museo y esfera pública. Revista del departamento de arte Universidad de los Andes. 3, 99 - 126.
Melo, J. (2013). Sym-Bio-Sis. Un proyecto de Juan Melo, Burricornio taller editorial, Cali – Colombia.
Restrepo, M. (2013). Tacones (in the making). UN proyecto sobre una película desaparecida, Cali – Colombia.

CITADO EN APA




[1] http://www.precariustecnologicus.com/
[2] http://www.lugaradudas.org/proyectos/bloc.html
[3] http://www.lugaradudas.org/proyectos/bases_bloc.html

lunes, 17 de marzo de 2014

PABLO VAN WONG: HOMENAJE


Por: Carlos Fernando Quintero


Desde el pasado viernes 14 de marzo y hasta mediados del mes de abril, se realiza en la Sala de Exposiciones de Lugar a dudas (Cali, Colombia) la exposición Pablo Van Wong: Homenaje. En primera instancia, debo agradecer a Lugar a dudas, a Oscar Muñoz, Sally Mizrahi e Iván Tovar y todas las personas vinculadas con esta organización por el apoyo, la dedicación y el compromiso, la amabilidad y el cariño con que han asumido este proyecto. Desde mayo de 2013 recibí la llamada de Oscar para invitarme a realizar esta exposición de homenaje y desde ese momento he sentido ese apoyo incondicional para con este evento y con la memoria de Pablo. Igualmente, quiero agradecer a la familia de Pablo Van Wong, a Fanny, Mónica, Marina, Jaime, Dolly, Margarita y demás familiares, quienes han facilitado las obras, además del apoyo moral con sus palabras de aliento y su completa disposición para acompañarnos, aún desde la distancia. Igualmente, al maestro José Horacio Martínez, amigo y colega, quién compartió con Pablo en muchos eventos expositivos y en varios proyectos profesionales y pedagógicos.


Oculta su resplandor y permanece lúcido sin embargo. Metal. 1994.

Oculta su resplandor y permanece lúcido sin embargo. Metal. 1994. (Detalle)

Con Pablo Van Wong: Homenaje la invitación es a celebrar la vida de este artista, docente y amigo que nos dejó hace un año. Con la exposición evidenciamos su paso por este mundo reflejado en sus obras como artista y en sus enseñanzas como profesor, familiar y amigo.

Oculta su resplandor y permanece lúcido sin embargo. Metal. 1994.(Detalle)


Van Wong produjo una serie de obras en diferentes momentos de su proceso vital y que evidencian los diferentes procesos que han marcado el medio artístico local y global. Como estudiante del Instituto Departamental de Bellas Artes, vivió directamente un cambio importante en los procesos formativos de la institución, con la llegada de Doris Salcedo quien fue además profesora de escultura, hacia el año de 1987. Con el acompañamiento de la artista, al final de su proceso formativo, Pablo dejó salir su natural talento, concentrándolo en la exploración de los materiales que serían característicos de sus primeros años de vida profesional artística. Los metales oxidados, los alambres, las púas, los elementos orgánicos, fueron transformados de manera sin igual por el artista, logrando piezas de indiscutible y sorprendente calidad técnica.




El aporte de Pablo en el campo de las técnicas artísticas apunta a realizar actos que aún hoy sorprenden, ya que él, a diferencia de los demás escultores conocidos, realizó preciosos ensamblajes tejiendo el metal con alambres de diferentes calidades, ensamblando y uniendo elementos diversos. Las obras de ese período, entre 1988 y 1994, han sido hechas con una actitud que sorprende por su delicadeza y cuidado. Es como si los materiales, rígidos, punzantes, difíciles, se sometieran dóciles a su voluntad y decisión creadora, y permitieran la expresión libre y honesta del artista. Porque, como lo plantea Duchamp en El acto creativo, en las artes se da un proceso de transmutación y transubstanciación de los materiales. En otras palabras, los materiales son cambiados por los artistas, de manera física, transformándolos en formas relativamente controladas y, además, en sustancias o esencias otras, diferentes a su naturaleza. En el caso de las obras de este primer momento, además de los atributos técnicos antes mencionados, sus trabajos en metal generan percepciones contrarias y siempre refieren a elementos otros, por ejemplo, a lo orgánico, lo natural, lo vital, lo leve, lo suave, que se contraponen a la violencia y a la muerte, como en una especie de búsqueda del equilibrio, como en el ying y yang.

Obreción con decoración. (Detalle)


A partir de mediados de la década de 1990, Van Wong introduce un elemento nuevo en su producción artística: la luz. En primer lugar, la luz señala y transforma elementos de sus obras, como los cascos de soldados (realizados por él, en hierro fundido) en Tortugas mágicas en ronda ritual a su ración general. Con la luz, que con papeles translúcidos el artista alteró cromáticamente, para generar una sensación extraña y casi mística, los pesados cascos parecen levitar soportados sobre pequeñas ánimas. Para Llegará la noche y en caballos blancos alados… (uno de sus componentes se encuentra en la exposición actual) la luz se convierte en un elemento desvelador de lo oculto, de lo indecible, implicando una necesaria interacción. Así, el espectador debe descubrir aquello que está allí pero que no se ve, en un ejercicio que de manera metafórica, refiere a la posición de los individuos en una sociedad marcada por la violencia y el miedo.



Obrepción con decoración es la serie de los últimos años del artista. Compuesta inicialmente por media docena de bordados enmarcados en metal oxidado y vidrio, acompañados por módulos en donde se ordenan tubos de hilo con insignias y presentada por primera vez en la 6ª Bienal de Arte de la Habana. Para el 41 Salón Nacional de Artistas, Obrepción con decoración se transforma en una instalación. El artista prescinde de la imagen de los difuntos, que siempre fueron el motivo principal y central de las obras iniciales. De esta manera, la cenefa de tres módulos (la “con decoración”) enmarca el vacío de todas las víctimas, convirtiéndose en un monumento o un altar para los anónimos. Al fin y al cabo, las víctimas somos todos.


A lo largo de su vida, de su obra y de su labor como profesor, Pablo Van Wong nos convirtió lo innoble en nobleza y el horror en belleza y fantasía, sin traicionar lo original y primigenio, sin generar falsos efectos o comentarios anecdóticos y superficiales. Sus obras atestiguan su eterna vitalidad creadora, sus comentarios cargados de humor negro, certeros y, sobre todo, sabios. Desde el silencio elocuente…

sábado, 8 de marzo de 2014

GREGORIO VASQUEZ DE ARCE Y CEBALLOS Y JOAQUIN GUTIERREZ: DOS PINTORES COLONIALES EN COLOMBIA. (1a Parte)

Por: Carlos Fernando Quintero Valencia
(También del baúl de los textos de otras épocas, este que saldrá en 3 partes).


Cada momento o época nos ofrece diversas posibilidades para generar lecturas sobre nuestro entorno, sobre nuestro pasado y nuestro presente. Es por esto que se hace necesario generar nuevas lecturas sobre fenómenos, que si bien pueden estar distantes en años o kilómetros, estos hacen parte de los elementos fundamentales de nuestra cultura y determinan de diferentes maneras lo que hoy vivimos. No solamente, y para el caso de la historia del arte, los artistas, sus obras, sus contextos y su tiempo, sino además los diferentes relatos o textos hacen parte del constante devenir de una sociedad. Es así como al abordar las obras de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (Santafé de Bogotá, 1638–1711) y Joaquín Gutiérrez, vamos a hablar de sus vidas y del momento y el lugar donde vivieron y trabajaron, de los objetos (obras) que produjeron, sino que, además, abordaremos a dos autores que los comentaron en la segunda mitad del siglo XX. El primero es el maestro Luis Alberto Acuña, artista y escritor colombiano con su libro Siete ensayos sobre el arte colonial en la Nueva Granada. La segunda es Marta Traba, crítica e historiadora del arte colombo argentina, quien publicó en los años 70 su Historia abierta del arte colombiano. Dos autores contemporáneos, de posiciones disímiles y que representan, por el lado de Acuña los valores de la tradición y, en el caso de Marta Traba, los valores del modernismo del siglo pasado. Hoy, frente a una situación artística e intelectual diferente, caracterizada por la globalización económica y cultural, donde se comienza plantear el problema de la diferencia cultural antes que la subordinación, ante el derrumbamiento de los valores fundamentales de occidente y la valoración de tradiciones y prácticas culturales no occidentales, ante el replanteamiento constante e infinito de los límites y funciones de las artes en nuestra sociedad, estamos obligados a proponer una mirada acorde con este tiempo.

Como lo propone Arthur C. Danto en su libro El arte después del fin del arte, podemos dividir la historia artística en 4 fases: La primera sería el arte antes del arte, es decir, antes del siglo XVI y de la definición de arte y artista que predominó hasta el siglo XIX. La segunda etapa sería, precisamente, la que comprende desde el alto Renacimiento del siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XIX, la cual implica un arte basado en la representación mimética naturalista. Los cien años siguientes, entre 1860 y 1960 aproximadamente, comprenderían al Modernismo y sus Vanguardias, etapa en la cual las artes indagan por su esencia, su sustancia, su fenómeno y su estructura, en relación con el individuo artista (el que expresa) y su contexto social. Está determinada este momento por la figura del artista antihéroe romántico (generalmente con vidas difíciles a nivel psicológico, económico, político y artístico), por una mezcla extraña de nihilismo y escepticismo que se relaciona con la ideología y se contrapone, sobre todo, a la utopía (el reconocimiento del malestar general de la cultura occidental y la esperanza de un futuro mejor) y, en el campo de las artes, por un afán de una definición filosófica del campo específico de las artes, que pronto se rompe. Finalmente, de los años de 1960 en adelante, una etapa post-artística y/o postmoderna, en la cual se rompe con las definiciones y los esquemas preconcebidos.

Abordar un breve estudio sobre estos dos pintores colombianos implica discurrir por cada una de estas épocas. Antes del arte no solo es el sistema de producción de la obra (incluso el hecho de considerar o no obra de arte estos productos culturales sería tema de discusión) si se plantea que el obrador o taller de artista con su división de funciones (aprendiz, oficial y maestro) hace parte de la tradición medieval, sino por la misma relación del pintor con su contexto, donde se le consideraba a veces como artesano y otras como profesional de las artes. Esto se puede inferir de algunos documentos de y a propósito de la época. Por ejemplo, en las Constituciones Sinodales de 1557, redactadas por el Arzobispo Fray Juan de los Barrios (citada por Luis Alberto Acuña) se dice:

Deseando apartar de la iglesia de Dios todas las cosas que causan indevoción… como son abusiones y pinturas indecentes de imágenes, estatuismos (…) mandamos que ninguna iglesia de nuestro obispado se pinten historias de Santos en retablo ni otro lugar pío sin que se nos de noticia, o a nuestro visitador general para que se vea y examine si conviene o no; y el que lo contrario hiciere incurra en pena de diez pesos de buen oro….[1]

A este respecto siguieron durante el siglo XVII y XVIII otras disposiciones similares, lo que determinaba la libertad creativa y expresiva de los artistas coloniales en general, teniendo en cuenta además que la iglesia no sólo era un aparato religioso sino también político y judicial (La Inquisición), en función de la regulación moral y estética (el gusto).

Igual sucedía con el reconocimiento económico a los pintores. A este respecto Acuña anota:

Ocasiones hubo en que no se recurrió al pago en dinero sino al trueque y este harto exiguo como en los casos del pintor Cavanillo de la Parra, uno de los varios discípulos de Baltasar de Figueroa, que como retribución de la pintura de un frontal aceptó una modesta sobrecama; y más adelante convino (…) con fulano Martin, barbero, con que le avía de hazer un cuadro de una imagen de su devoción y la hechura la havía de pagar en hazerme la barba, por cuya cuenta me ha hecho algunas.[2]

Este y otros relatos similares, nos dan indicios de las condiciones precarias de los artistas y del poco reconocimiento, no solo económico, sino también social que tenían los pintores coloniales en la Nueva Granada.

Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. El pintor Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos entre dos obras a los padres Agustinos. ca. 1698.

Además, muchas de las obras, por la calidad de los encargos, estaban sujetas a los requerimientos y las intervenciones de otros artistas, bien sea en el obrador o en los lugares en que fueron instaladas, como es el caso de los retablos y las decoraciones de las iglesias y conventos, lo que implica más la creación colectiva que individual, fenómeno que se distancia de la condición de artista reconocida desde el Renacimiento.
De la época del arte podemos considerar el sistema de representación, basado fundamentalmente en la mimesis naturalista. Es así como los pintores coloniales como Vásquez y Ceballos son valorados por su proximidad a un sistema representativo que “copia el natural”, dentro del canon que tiene una directa vinculación con la tradición grecolatina, el arte renacentista y el barroco, que en su caso está mediado por la dificultad de acceder a las fuentes, el no disponer de los materiales adecuados (sobre todo en cuanto a pigmentos y otros materiales propios del oficio) y el estar supeditado a un entorno de colonia con anhelos de centro, lo que implicó su abandono total del entorno próximo al copiar los modelos europeos.

Al ser considerados como “genios” y al hablar de “expresión”, “calidades pictóricas”, más allá del oficio y “conceptos” (así sea de manera tácita), las valoraciones que hacen Acuña y Traba (solo los cito a ellos como ejemplos, pero esta circunstancia se da en otros autores de manera similar) están enmarcadas en las corrientes ideológicas de nuestra tercera etapa, el modernismo. Igualmente, el concepto de obra de arte, de estética, de belleza, solo puede ser entendido desde los aportes de la filosofía desde Kant en adelante, muy distantes en tiempo y espacio de las realidades e inquietudes de nuestros artistas en cuestión, pero que de muchas maneras afectan nuestra percepción crítica de sus obras, hoy.

La cuarta y última etapa, la posmodernidad o el arte después del arte, atraviesa todo este texto y estas reflexiones. Es el ver hoy a estos dos artistas en su contexto, con su obra, con su sistema de producción y con los diferentes textos que se han escrito sobre Gregorio Vásquez y Joaquín Gutiérrez. Implica generar o tener en cuenta ese hipertexto o metarrelato que llamamos genéricamente “arte”, que nos permite establecer relaciones de diferente orden entre los elementos antes propuestos, algo que ya hemos planteado, por lo menos de manera parcial.

Joaquín Gutiérrez. El virrey Solis. Final del siglo XVIII.


Más allá de lo biográfico, de los intentos de descifrar las obras producidas por estos pintores, de analizar el contexto y el tiempo en que trabajaron o de elucubrar sobre las condiciones anímicas y mentales de los mismos, es importante tomar una posición crítica sobre las dificultades y los prejuicios que pueden intervenir en la lectura y revisión de todo lo anterior. A ciencia cierta, podemos decir que Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos y Joaquín Gutiérrez son dos pintores coloniales que trabajaron en la Nueva Granada, el primero durante el siglo XVII y el segundo en la segunda mitad del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX. Que provienen profesionalmente (aunque en Gutiérrez no está documentado) de un taller y fueron formados dentro de la tradición, mediada por las condiciones de la colonia. Que cada uno de ellos llegó a dirigir su propio taller, por lo cual tuvieron la categoría de “maestros”, pudiendo hacer contratos tanto con las comunidades religiosas como con la aristocracia neogranadina. Que tuvieron diferentes valoraciones y reconocimientos en su época y ascendiendo y cayendo en su reconocimiento social y simbólico, por causas diversas: Gregorio Vásquez fue el pintor más admirado de su momento, hasta el impasse en el Convento de Santa Clara, donde participó en el rapto de una novicia, razón por la cual fue encarcelado durante cuatro años, lo que lo llevó los últimos años a vivir en la miseria; Joaquín Gutiérrez fue un pintor destacado siendo el “pintor de los virreyes”, o sea el pintor oficial del virreinato, hasta la llegada del Arzobispo y Virrey Caballero y Góngora y, luego de José Celestino Mutis, quienes lo apartaron de esta posición (Luego de la llegada de estos personajes ilustres, Gutiérrez no aparece de manera significativa en la escena artística local de Santafé de Bogotá. Parece ser que se desplaza a Popayán). Los artistas dos responden de manera coherente a las condiciones de su medio y de su momento: Vásquez y Ceballos vinculado y sujeto al sistema de representación europeo, genera imitaciones que bien nos hablan de lo colonial, del ser periferia y de la situación subsidiaria de un virreinato como el de la Nueva Granada; Gutiérrez nos habla de poder inmutable y distante, de la exaltación ideal y casi divina del gobernante. Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos y Joaquín Gutiérrez son dos artistas fundamentales del arte colombiano ya que marcan en su vida, su trabajo, en su relación con el contexto valores que aún hoy permanecen en el acontecer artístico, político y social de Colombia.



[1] ACUÑA, Luis Alberto. Siete ensayos sobre arte colonial en la Nueva Granada. Presencia del desnudo femenino, páginas 26 y 27. Editorial Nelly, Bogotá, 1973.
[2] Ibid. Página 53.

lunes, 24 de febrero de 2014

YEISON RIASCOS EN EL CENTRO CULTURAL COLOMBO AMERICANO DE CALI.

(Texto escrito para la exposición de Yeison Riascos y publicado en la hoja de sala)
Por: Carlos Fernando Quintero Valencia

El pintor mexicano Juan Correa (México, 1646 – 1716) fue muy reconocido en su tiempo y hoy por la calidad de sus obras pictóricas y por los temas religiosos. Entre las obras más relevantes de su prolífica producción se encuentran una serie de obras de la Virgen de Guadalupe, de la cual al parecer tenía un calco del original, y por introducir en muchas de sus pinturas religiosas, angelitos negros, indígenas y mestizos, como en Niño Dios con ángeles músicos. Con estas obras de finales del siglo XVII y principios del XVIII, comienza una tradición de reconocimiento de los afrodescendientes en la sociedad americana, como parte de los procesos de sincretismo y mestizaje, característicos de nuestro. Sin embargo, la motivación de Correa puede ser mucho más personal y autobiográfica. Se cree que el pintor también era afrodescendiente y la inclusión de estos personajes en sus obras sería un auto reconocimiento, una declaración de identidad.

Juan Correa (pintor mexicano). Niño Jesús acompañado por ángeles músicos. El que está atrás a la derecha de Jesús tiene un tono de piel más oscura.

Esta declaración de identidad, de posición en el mundo, vinculada con lo religioso aparece en las obras de Yeison Riascos (Buenaventura, Valle, Colombia, 1985). Su trabajo fotográfico parece establecer una relación con el artista mexicano. La presencia de personas de raza negra en sus trabajos parece señalar ese mismo principio de identidad de manera directa, poniendo al frente su raza. Además, los temas de Riascos plantean una mirada de lo cultural y social atravesados por lo religioso católico, como práctica espiritual que convoca y crea comunidad.

En sus primeras obras fotográficas, como en Sagrado corazón de María, San José obrero y Sagrado corazón de Jesús, el artista recrea imágenes religiosas católicas con personas de su entorno familiar y de su comunidad, trabajando en estudio y con poses preparadas. Estos trabajos recuerdan a las composiciones barrocas, sensación que se acentúa por el manejo de la luz, que recuerda el claroscuro característico de este período histórico artístico. Estas imágenes han sido compuestas de manera simple, con pocos elementos iconográficos (el corazón y el niño, que acompañan a los personajes centrales), sin mayores referentes contextuales.

Yeison Riascos. Inmaculada concepción (detalle).


Inmaculada concepción y Última cena estarían muy cercanas a esta primera serie, en cuanto a la recreación de motivos religiosos. La diferencia es que estas dos obras se realizan en exteriores y con mayor número de participantes. Así, se involucra el entorno, el paisaje, dando una ubicación geográfica, un clima (cálido y húmedo). Al ubicar los personajes bíblicos en el pacífico colombiano, las obras adquieren otra connotación. Proponen una mirada concreta sobre el lugar. También, parecen dar a entender que la espiritualidad no es sólo cuestión divina, si no también cuestión humana. Además, modifican la procedencia cultural de las imágenes, desplazándolas del ambiente europeo al americano tropical.

La serie Rostros divinos involucra una pieza escultórica de Yeison Riascos, Corona de espinas. Con esta serie fotográfica vuelve al retrato, tomando como personajes principales a las vendedoras de pescado. Mujeres que aparecen también en su serie Mujeres urbanas divinas, estas, desprovistas del elemento escultórico. Así, pone en evidencia la posición de la mujer como ser social, cultural y económico, haciendo un sencillo pero importante homenaje a quienes, literalmente, nos dan de comer a diario. Igual las fotos de Riascos buscan y encuentran en la cotidianidad los elementos simbólicos que se refieren a lo religioso. Así, el pescado, los cuchillos, la posición de una mano o del cuerpo, se convierten en el signos que refieren a la religiosidad.

Yeison Riascos. De la serie Rostros divinos.


Las fotografías de Yeison Riascos evocan y conmueven por el simple hecho de representar con personas del común, personajes bíblicos, develando en cada uno ellos ese ser espiritual que los habita. No es una simple pose, no se trata disponer los elementos para que se parezcan a un original. La mirada del artista, la disposición de los personajes y el manejo de la luz, bastan para generar imágenes poéticas, que trascienden y que además se refieren a procesos culturales y sociales, de ancestrales y actuales. En síntesis, con sus fotografías, Yeison Riascos nos habla de la realidad de las comunidades afro en Colombia, hoy.


CARLOS FERNANDO QUINTERO VALENCIA

Artista e Historiador del Arte

martes, 4 de febrero de 2014

DOS PINTORES EN LA GALERÍA DEL CLUB DE EJECUTIVOS DE CALI

Por: Carlos Fernando Quintero V.

Hasta el próximo 11 de febrero se puede visitar la exposición de los artistas Jorge Humberto Valderrama y de Efraím Zúñiga. Los dos artistas coinciden en una concepción de la pintura basada en la mímesis directa. Sin embargo, sus obras son diferentes en sus resultados finales. Los dejo con algunas fotos y la invitación a visitar la exposición. Galería Club de Ejecutivos, Centro Comercial La Pasarela, piso 11 (por la torre de parqueaderos), Cali, Colombia.

JORGE HUMBERTO VALDERRAMA








EFRAIM ZÚÑIGA







PD: Espero disculpen la mala calidad de las fotos y vayan, si pueden, a ver la expo.


domingo, 2 de febrero de 2014

PROBLEMA FUNDAMENTAL

Por: Carlos Fernando Quintero Valencia

La idea de “encogimiento cultural”, planteada por Robert Hughes en la introducción de A toda crítica me sedujo desde el primer momento en que la leí. Incluso diría que todo el texto introductorio de su libro de artículos me genera hoy particulares reflexiones sobre la situación de las artes, en mi pequeña parroquia y en este pequeño globo. Hughes fue uno de los más importantes e influyentes críticos del final de siglo pasado e inicios de este, en Estados Unidos. Nacido en Australia, el autor no perdió de vista quién era, de dónde venía y para dónde iba, al menos en el texto mencionado. A manera de síntesis, la idea de “encogimiento cultural” tiene que ver con esa toma de posición ética y cosmogónica, creo que muy necesaria para cualquier acto humano.

En palabras de Hughes "el encogimiento cultural consiste en asumir que cualquier cosa que se haga en el campo de la literatura, la pintura, la escultura, la arquitectura, el cine, la danza o el teatro carece de un valor conocido en tanto no sea juzgada por personas ajenas a la propia sociedad. La esencia del colonialismo cultural es exigirse a uno mismo un trabajo a la altura de unos valores, que no es posible compartir o debatir donde se vive. A través de la manipulación de dichos valores casi todo puede aparecer como un fracaso, no importa la sensación de delicadeza, conocimiento y deleite que se pueda provocar en el propio entorno."[1]

¿Habrá más qué decir? Si, y mucho. ¿No radicarán en este encogimiento las falencias y desfaces de nuestro sistema de las artes? Pongo un ejemplo, espero que concreto y claro. Para los salones regionales de 1997, las autoridades de las artes del Ministerio (a veces pienso que podría decírsele Min histerio o mingisterio) de cultural se les ocurrió incluir dentro de la convocatoria (que en ese momento todavía era para artistas) la palabra “proyectos”. Pregunté en ese momento a la encargada si, ella creía o sabía si en las regiones más apartadas del país, Putumayo, Amazonas, Guainía, en fin, las que antes se llamaban Territorios Nacionales, los artistas tenían la formación y la capacidad para trabajar por “proyectos”. De manera descarada, y por qué no, ruin, dijo que si.

Carlos Granada. Angustia. Ca. 1970. Óleo sobre tela. 
Colección Banco de la República, Bogotá.


Pregunta similar hice a los encargados de Artes del ente gubernamental hacia el año 2006 o 2007. Mi pregunta fue muy sencilla. ¿A quién se le ocurrió la idea de hacer un salón por convocatoria de curadores en un país que no tiene un solo programa de formación de los mismos? ¿Bajo qué parámetros se toman este tipo de decisiones? Como estábamos en medio de una comida, los funcionarios de manera ágil y sagaz pusieron grandes cantidades de comida en sus bocas y con signos guturales, difíciles de describir con palabras, entre asintieron y refunfuñaron, cruzaron miradas, sonrieron y dejaron así las preguntas. Valga señalar que aún hoy, casi un lustro después del suceso y quince años después del “cambio” del salón nacional, no hay en Colombia un solo programa de formación de curadores, al menos registrado en el SNIES (Sistema Nacional de Información de Educación Superior) del Ministerio de Educación.

De las dos situaciones podría concluir dos cosas. La primera son los niveles de histrionismo y desfachatez que tiene los funcionarios públicos encargados de las artes. La verdad sorprende la capacidad y velocidad de improvisación y el dejo de credibilidad o la fuerza interpretativa. Por lo tanto, no basta la razón, la reflexión, la mirada crítica sobre la realidad nacional, en fin, lo que debería importar. Entonces, ¿cómo se toman las decisiones?

Lo otro parece que tiene que ver con la “imagen del país” hacia el exterior. En síntesis, lo que importa es cómo nos ven desde fuera, que apariencia se debe dar y no realmente decidir sobre quiénes somos (identidad)… mucho menos de dónde venimos (patrimonio) y para dónde vamos (proyección como sociedad y cultura). No. Acá tenemos que ser “contemporáneos” a la fuerza, a “pupitrazo” limpio, por decreto Min Gisterial o Min Histerial. Acá tenemos que ser “curadores” porque eso está “in” en el mainstraem… qué cuentos de formar a la gente, eso como para qué…



Aquí viene entonces nuestro “encogimiento cultural”. No importa el arte que tenemos, los artistas que han hecho una labor o un trabajo importante en estas tierras. Lo que importa es el “el modelo” de arte que se quiere imponer desde la oficinas del gobierno central, a espaldas de lo que pasa en el país. Así, recojamos, arrumacemos y quememos la pintura, la escultura, el dibujo, la gráfica y todo aquello que fue considerado arte y a todos los que se consideraron artistas, en el siglo anterior. El grave problema, el problema fundamental es el nivel de exclusión y abandono a la que se condenan, con las malas políticas gubernamentales, a los autores y a las prácticas artísticas tradicionales. Lo curioso es que si se hiciera una indagación, una observación, una encuesta o si se observa bien, las respuestas del público en general, o sea millones y millones de personas potenciales que pueden o quieren participar de los programas de arte y no solo los pocos cientos o miles de personas que van a las exposiciones y eventos actuales, la mayoría prefiere obras de arte “tradicional”, como pinturas, esculturas, dibujos y gráficas. Claro, también falta formación de públicos, si queremos de verdad hablar de arte “contemporáneo” en este país.

Tupy or not tupy: Is that the question?

Considero que ya no es el momento de caer en esa pugna dicotómica entre tradicionalistas e innovadores. Los bandos parecen caer casi siempre en lo mismo: la exclusión o la anulación del otro. No se trata de cerrar o blindar el “arte nacional” ante las influencias extranjeras o abrir sin ninguna consideración ética ni histórica las puertas de las artes a todo lo que suene a innovación y “progreso”. En los dos lados, casi en el mismo porcentaje, hay cosas excelentes, muy buenas, buenas y no tan buenas. Es difícil pensar hoy en un “arte nacional” pensado como un producto de una “pureza” racial y cultural, al estilo de “arte colombiano” o “arte latinoamericano”. También parece peligroso pensar en un “arte contemporáneo” global, sin que se considere o se tenga la posición geográfica, ideológica, cultural, racial, religiosa, sexual, de quién produce y de quién aprecia.



Lo otro, nuestra rutinaria salida fácil, independientemente de la ideología o de la facción que conformemos, siempre le echamos la culpa a “la cosa” en cuestión (la obra de arte), bien sea por “tradicional” (los innovadores) o por “innovadora” (los tradicionalistas). Por lo general, la discusión, si es que la hay, se resuelve en que “la cosa” no responde al “modelo de arte” del que emite el juicio. O sea, sin observar críticamente las obras, se las descarta o se las asume como master piece por ser “arte tradicional” o “arte innovador” (“contemporáneo” es el calificativo tradicional).

Finalmente, sería importante revisar el Manifiesto Antropófago[2] del modernismo brasilero, que poco más o menos (de pronto más menos que más) se enfrentaba a una situación similar (han pasado casi cien años y aún no superamos esta prueba, este nivel). La antropofagia, a manera de metáfora vital y no de práctica alimenticia, como estrategia de relación con el otro local y global, implica asumir al otro comiéndoselo, es decir, incorporándolo a nuestro propio devenir o ser, insisto de manera simbólica, pero desde adentro. En cierta medida, esto lo hemos hecho siempre y en esto se basaría la educación en artes (a veces pienso que, como profesor, soy una especie de doctor Frankenstein, que arma monstruos-artistas con fragmentos de cadáveres, a la manera de “póngase la cabeza de Duchamp”, “camine como Beuys”, “sonria como Picasso”, “gesticule como Warhol”, “tiene los ojos de Bill Viola”, etc). La cuestión es la postura crítica del antropófago artista. Como los antropófagos de antaño, el nuevo antropófago no deja de ser individuo, sujeto de una comunidad. Al contrario, al engullir al otro, debería reafirmar su ser.




[1] Robert Hughes. A toda crítica. Barcelona: Anagrama, 1992. P. 12.
[2] El Manifiesto antropófago de Oswald de Andrade (1928) lo pueden ver en http://www.ccgsm.gob.ar/areas/educacion/cepa/manifiesto_antropofago.pdf