viernes, 26 de abril de 2019

El misterio de "La última cena" de Leonardo da Vinci | DW Documental





Este 2 de mayo del 2019 se conmemora el fallecimiento de uno de los más grandes personajes de la historia, Leonardo Da Vinci. Con motivo de esta fecha, les presento este documental de la DW, para iniciar mi "Año Leonardo Da Vinci"...

jueves, 4 de abril de 2019

MATEMÁTICAS SIMPLES Y PREGUNTAS INCÓMODAS


La situación que actualmente vive el suroccidente colombiano, con el cierre de la única carretera pavimentada (casi en su totalidad) que une las tres capitales de departamentos, las peloteras entre diferentes comunidades, las múltiples informaciones de medios y enteros, los comentarios de ciudadanos del común y no tan del común, me han obligado a dejar mi cómodo palco de primera fila, para generar algún comentario que seguro no me eximirá de los tomatazos de unos y los escupitajos de otros. Mucho se dice y se desdice, se hace y no se hace, pero poco se aclara de la situación. Hagamos un pequeño ejercicio de indagación, suma, resta, multiplicación y división, para que oteemos el panorama.

Uno de los puntos fundamentales, diría que el más importante y el que más sangre ha generado en las últimas décadas y siglos es la tierra. Tanto indígenas como campesinos están solicitando más tierras para sus cultivos y para su protección, lo que definitivamente no ha sido atendido por el gobierno nacional. Según lo han dicho miembros del gobierno nacional, incluido el señor presidente, las comunidades indígenas, compuestas por cerca de 200.000 personas, tienen 300.000 hectáreas y, según otras informaciones, están solicitando 41.000 hectáreas más. Si hacemos nuestra primera aritmética simple y dividimos el número de hectáreas por el número de miembros de la comunidad indígena, el resultado nos propone 1,5 hectáreas por persona, lo que podría parecer mucho. Sin embargo, otras fuentes han planteado que una familia campesina necesita al menos 20 hectáreas para tener una producción agrícola que le permita vivir dignamente y si pensamos que la familia promedio colombiana se compone de 4 miembros (papá, mamá y dos hijos) y multiplicamos el cociente anterior por estos 4 hipotéticos familiares, llegamos a la cifra de 6 hectáreas, que al ser restadas de las 20 anteriores, nos darían un faltante de 14 por familia, o lo que también equivaldría, sumas, restas, divisiones y multiplicaciones más, a que cada persona necesitaría al menos 3,5 hectáreas más. La situación se complica por de ser 5 hectáreas por indígena, estaríamos hablando de un millón de hectáreas en total, o sea mucho más de las 41.000 solicitadas (faltarían 700.000).

Para mirar el problema de la tierra en el Cauca de manera más amplia, vamos a lo más popular y cercano en términos de la “indagación rigurosa”… Wikipedia… Según nuestra gran enciclopedia, el Departamento del Cauca tiene cerca de 23.308 kilómetros cuadrados, que equivalen a 2’330.800 hectáreas. Según las cifras mencionadas en el párrafo anterior, las comunidades indígenas tienen cerca del 12,9% del territorio, lo que parece bastante. Lo que no se dice o no queda claro es quien tiene o posee el 87,1% restante (esto se le olvida al gobierno y a los medios de comunicación decirlo). Les aseguro que yo no… apenas ocupo 100 metros cuadrados y eso que compartido con cinco gatos y su mamá (la de los gatos, obviamente). Siguiendo con nuestra “exhaustiva indagación”, el Departamento del Cauca tiene 1‘355.000 habitantes, entre ellos, nuestros queridos 200.000 indígenas. Regla de tres simple… los indígenas serían cerca del 14,8% de la población del departamento, y tendrían sólo el 12,9% de las tierras… ¿les faltaría el 1,9% de tierras? Y si la tierra se repartiera de esa manera ¿dónde pongo los mojones para la parcela de mi gatuna familia? Claro, yo tengo poco de campesino, como muchos de los citadinos. Sin embargo aún no me olvido que la leche viene de las vacas, los tomates, las cebollas, las papas, las zanahorias son cultivadas por manos campesinas y las gallinas son criadas por ídem y no provienen, todos estos productos, de los supermercados como algunos parecen creer. Un indígena y un campesino necesitan más tierra para sembrar y cultivar, para criar ganados, pollos y peces, ¿no les parece?

Actualmente se habla de una “crisis” en Popayán, ciudad en la que desde hace un año vivo. Crisis que de verdad aún no siento ni me ha tocado, porque hasta güevos tengo, todavía (sé que algunos lo dirán en singular). Crisis que no se justificaría si hubiera más rutas que conectara a las ciudades y los municipios, si el Cauca tuviera una salida al mar, si los indígenas y campesinos tuvieran tierras para producir… en fin… ¿Y por qué esta “crisis” con gobernantes tan eficientes y eficaces, no los de ahora, si no los de siempre?


CARLOS FERNANDO QUINTERO VALENCIA

miércoles, 25 de noviembre de 2015

UN PEQUEÑO CADA VEZ MÁS GRANDE

Por: Carlos Fernando Quintero Valencia

En los últimos años, por estas fechas, me quedo con un molesto sinsabor, con la molesta sensación de hacer algo que siempre quiero y siento que debo hacer y que por cualquier urgencia o circunstancia, no hago. Este año decidí romper con el hechizo antes que se vuelva tradición y haré (lo estoy haciendo) lo que he querido y he sentido hacer… Escribir sobre Para verte mejor, el festival de artes electrónicas que se realiza en Popayán y que justo en estos momentos se está inaugurando (miércoles 25 de noviembre de 2015, a las 8:32pm).

La premura en escribir estas letras tiene que ver con la corta duración del evento, apenas una noche (hoy) y dos días (jueves y viernes), aunque para esta, su novena versión, se ha realizado una exposición en lasucursal.clo, desde inicios del mes y que estará abierta hasta el sábado. A ver si al leer este texto se animan y alcanzan a ver las exposiciones…

Inauguración de Para verte mejor: Maquínico

Para verte mejor es un proyecto de Jim Fankuggen y Guillermo Marín, artistas, curadores y profesores universitarios de gran trayectoria. Se desarrolla como parte de los proyectos de investigación y docencia que lideran en la Universidad del Cauca. Y quiero dar fe que lo hacen de manera más que sobresaliente… ¡brillante!

En cada una de las versiones (he presenciado las últimas cuatro) nos sorprenden con temas diferentes e innovadores, con desarrollos de propuestas estudiantiles alentadoras y con invitados nacionales e internacionales de buen nivel. Las exposiciones son coherentes, con montajes adecuados y la selección de obras parece ser rigurosa y pertinente.

La novena versión no es diferente. En esta versión el tema y lema es “Maquínico” y las obras responden y corresponden al mismo. Lo “maquínico” va desde las máquinas hasta las acciones videísticas, pasando por obras interactivas, que involucran de manera decidida al espectador.



A riesgo de ser injusto, destacaría algunas obras y autores, aunque debería hablar de todos. Entre los estudiantes y egresados recientes del programas de artes de Unicauca, destacaría las obras de Diego Vergara, Karold Ruiz, Sara Solarte, Rened Varona, Jason Correa y Alexandra Chávez (de estos últimos tres se conforma la exposición de lasucursal.clo). De los invitados nacionales e internacionales, destacaría a Adriana Marmorec, Nadia Granados, Laura Cionci y Juan Melo (que ya es un habitual y necesario en estas muestras).




Para verte mejor se constituye como la primera y más importante muestra y encuentro de artes electrónicas del suroccidente colombiano y, por qué no, del país. Se ha transformado un evento indispensable para el desarrollo de este tipo de arte, que va tomando cada vez más fuerza. Es un pequeño evento que es cada vez más grande. La única crítica, injusta y desobligada, es que no sea más grande, que no dure más, que no vaya más allá… Sé de las dificultades y los problemas de los organizadores y curadores, soy testigo de sus apuros y labores y del poco apoyo institucional y gubernamental que tienen para realizarlo… Es una lástima que no los apoyen más, para que Para verte mejor sea el gran evento que debería ser…



lunes, 23 de noviembre de 2015

FIN DE SEMANA PARA LAS ARTES EN CALI

Por: Carlos Fernando Quintero Valencia

Como pocas veces, al menos en los últimos años, la ciudad de Cali vivirá una semana con importantes eventos de las artes plásticas. Por un lado, se realizará la primera Feria Internacional de Arte de Cali, ArtCali. Y, como segundo gran evento, la exposición de los grabados de Rembrandt Harmenszoon Van Rijn.

La primera, primera Feria Internacional de Arte de Cali ArtCali, se realizará del 27 al 30 de noviembre en la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero de Cali. En su edificio alterno y por cuatro días, los caleños y visitantes podrán apreciar las propuestas de artistas, galerías, instituciones culturales, editoriales y entidades artísticas, que con su presencia apoyan este primer evento.

ArtCali es una iniciativa privada con apoyo gubernamental (en especial del Departamento del Valle del Cauca y sus entidades cercanas a la cultura y las artes). Organizada desde la Galería Arte Amérika, la feria parece recoger y poner en funcionamiento el anhelo de muchas personas y entidades del sector artístico y cultural de la ciudad y la región. Que se realice el evento y en las condiciones que se va a realizar, es decir en un espacio adecuado y acorde para el mismo, con el concurso de galerías, artistas y entidades de la región y el país, es ya todo un logro y éxito, que no puede ser menos que acompañado por los miembros del sector cultural y el público en general.


De otro lado, el Museo La Tertulia inaugurará, este 25 de noviembre, la exposición de grabados de Rembrandt (Leiden, 15 de julio de 1606 - Ámsterdam, 4 de octubre de 1669), artista holandés del siglo XVII, una de las figuras más importantes de la historia del arte del mundo. Según los informes de prensa, los caleños y vallecaucanos podremos apreciar sesenta y nueve grabados de este autor, realizados entre 1630 y 1659. La muestra promete darnos a conocer lo mejor de la obra gráfica del artista, en el período de su mayor y mejor producción. Rembrandt es un artista vinculado al Barroco internacional. Su obra se caracteriza por el uso del claroscuro, donde las figuras parecen surgir de las sombras y las penumbras. Los temas del artista son variados: entre lo cotidiano y lo religioso. Son un retrato de una época y de la vida de uno de los más importantes artistas del planeta en su historia.

Rembrandt Harmenszoon Van Rijn. Autorretrato.


Con ArtCali y Rembrandt: 69 grabados, Cali parece retomar el rumbo de los grandes eventos del arte. Son apuestas grandes y ambiciosas que seguro marcarán hitos históricos en el difícil resurgir del medio del arte local. 

domingo, 15 de noviembre de 2015

SIN NOMBRE…

Por: Carlos Fernando Quintero Valencia

Hace muchos años, allá por el 2000, expuse en el Centro Cultural Colombo Americano de Medellín una serie de obras fotográficas referentes a los hechos violentos acontecidos en Cali, meses antes. Entre estos, los atentados que afectaron a una estación de combustible y a un concesionario de vehículos cerca del Batallón Pichincha de mi ciudad. Parte del proyecto expositivo fue la de realizar un trabajo similar en Medellín, y realicé la acción fotográfica con la escultura de Fernando Botero destruida en un atentado.

Carlos F. Quintero. Proyecto Desde el jardín
Exposición El carácter cognitivo del arte.
Centro Cultural Colombo Americano - Medellín.  2000 - 2001

Justo un día antes de la inauguración, mientras pasábamos el rato con los otros artistas de la exposición, el curador y director de la galería del Colombo Americano, Juan Alberto Gaviria y otras personas del medio artístico local, en el famoso local 5 puertas, estalló el carro bomba del Parque Lleras. Por fortuna y creo que de milagro salimos ilesos, al menos físicamente. No así las múltiples víctimas y damnificados del atentado atroz. Mis acompañantes, de manera ritual y silenciosa, fueron recogiendo voluntariamente restos de los vehículos y me los entregaban, mientras caminábamos entre los despojos y el caos.

Carlos F. Quintero. Proyecto Desde el jardín
Exposición El carácter cognitivo del arte.
Centro Cultural Colombo Americano - Medellín. 2000 - 2001


La coincidencia de los hechos con mis trabajos del momento no podía ser peor. Recuerdo que la noche de la inauguración hubo llantos y sollozos frente a algunos de mis trabajos y los restos del atentado, que ubiqué en la sala, más que por la calidad de mis obras, por la funesta coincidencia.

Algo similar puede estar pasando hoy, y guardando las justas desproporciones, con la exposición Los detalles del video artista y cineasta Avi Mograbi, en el Museo La Tertulia. En medio de la estupefacción, repudio y dolor del mundo (al menos el occidental cristiano) por los recientes atentados en París, la exposición de Mograbi se convierte en un evento que invita a la contemplación de nuestra humanidad, de nuestra vida, en un retrato de una sociedad actual marcada y determinada por los prejuicios morales, éticos y religiosos, por cierto grado (cada vez mayor) de absurdo, por la debilidad de nuestra existencia física, los miedos y los temores infundados y reales a los otros y a nosotros

Si bien las piezas de Mograbi se refieren a su país natal, Israel, sentarse frente a ellas, así sea durante unos pocos minutos, es como sentarse frente a un espejo que nos devuelve a nuestra propia realidad. Son como un retrato de nosotros mismos, que nos invita a vernos en diferentes tiempos, momentos, situaciones, espacios, actitudes y acciones. Al menos a mí, me llevaron a mirar hacia al interior.

Claro que yo me senté en el centro de la sala, en medio de todas las proyecciones que simultáneamente corrían. Confieso que al principio la experiencia fue chocante. La multiplicidad de voces, sonidos, escenas, personajes, parecen atropellarse y apabullan. Luego, después de un momento, todo el caos parece ordenarse y coincidir, como en una especie de sinfonía o concierto. Las historias se entrelazan, los diálogos autónomos se complementan, las situaciones en cruzan, en una armonía que se construye de manera aleatoria y en la mente de cada espectador (imagino). Y recomiendo sentarse al centro, para que la experiencia sea la del enviroment y no la del cine.


Dura coincidencia. Cruel realidad. Los detalles de Avi Mograbi se conectan desde las pequeñas historias con la catástrofe mundial, que más allá de París, y sin olvidarla, afectan muchas regiones del mundo, incluida Colombia… Lo demás... sin nombre...

lunes, 2 de noviembre de 2015

ARTE CONTEMPORÁNEO: ¿DEVENIR AUTÓNOMO DEL CAMPO DEL ARTE O PRODUCTO DE LA GLOBALIZACIÓN? (3)

(continúa...)

POR: CARLOS FERNANDO QUINTERO VALENCIA.

2.      SEGUNDO MOMENTO: LA CONSOLIDACIÓN DEL “ARTE CONTEMPORÁNEO” EN LA DÉCADA DE 1990.

La década de 1990 inicia con la llegada de César Gaviria Trujillo a la presidencia de Colombia, luego de una dolorosa y tortuosa campaña electoral, caracterizada por el asesinato de cuatro candidatos presidenciales: Jaime Parlo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa (del partido de izquierda Unión Patriótica), Carlos Pizarro Leongómez (del partido de izquierda Alianza Democrática M-19) y Luis Carlos Galán Sarmiento (del tradicional Partido Liberal). De este último es sucesor Gaviria.

El nuevo presidente se hizo famoso con la frase “Bienvenidos al futuro”. Su modelo de país, que lo llamó “La nueva Colombia” se basaba en el modelo neoliberal y globalizado, que ya se estaba implementando en otros países latinoamericanos.

En el marco del XXXIII Salón Nacional de Artistas y la 2ª Bienal de Arte de Bogotá, ambos eventos en 1990, reciben los primeros premios dos jóvenes mujeres artistas: En el primero, María Teresa Hincapié con el performance Una cosa es una cosa y en la Bienal María Fernanda Cardoso con sus instalaciones de animales disecados. Los premios a Hincapié y Cardoso marcaban un cambio esencial en la concepción del arte nacional, ya que por primera vez se otorgaba un premio a una joven artista con un performance y, por segunda vez, luego del premio a Doris Salcedo (XXXI Salón Nacional de Artistas de 1987) a una instalación. Esto implicó el reconocimiento máximo de estas prácticas artísticas, en cuerpo de dos mujeres. Los premios no estuvieron exentos de discusiones, críticas y cuestionamientos. En especial el de María Teresa Hincapié, por ser una mujer que provenía de las artes escénicas y no de las artes plásticas y visuales, lo que llevó a que algunos sectores del medio artístico nacional lo tomaran como un sacrilegio o herejía. Las obras se constituyeron desde ese momento en hitos del nuevo arte colombiano, del arte contemporáneo nacional para final del milenio, para la “nueva Colombia” de Gaviria.

Más allá de los medios técnicos, los materiales y los métodos, las obras de las dos artistas proponían un cambio en aspectos conceptuales y en la posición de las artistas frente a lo político. En relación con las obras de Caro y muchos de sus contemporáneos, Cardoso e Hincapié no plantean problemas relacionados con circunstancias sociales y políticas locales ni nacionales, al menos de forma directa y explícita.

En el caso de María Fernanda Cardoso, sus obras refieren a la muerte de manera directa por la utilización de seres disecados, como ranas, salamandras y moscas. También a una muerte simbólica, al referirse a culturas prehispánicas colombianas casi extintas (las del altiplano cundiboyacense). Sin embargo, sus trabajos no tienen una conexión con la situación convulsa y extrema del país, en ese momento. Los temas tratados por la artista se enmarcan en una de revisión histórica, pertinente para el año de 1990, justo dos años de la conmemoración de los quinientos años, y que abarcaba el entorno iberoamericano. Igualmente, y por el uso de animales muertos y disecados, tenía una relación con los problemas ecológicos y medio ambientales, algo presente en muchas de sus obras posteriores.

La obra de María Teresa Hincapié transcurre en una intimidad y femineidad que deviene pública. Implica un señalamiento poético de lo cotidiano, además un señalamiento de la mujer, de la condición femenina, en su relación corporal con el espacio y el tiempo. También, el tema de lo “femenino”, sin que necesariamente sea feminista, correspondía a las tendencias inclusivas y multiculturales de finales de las décadas de 1980 y 1990. Así, su señalamiento adquiere una dimensión política, muy cercana a la denuncia. Sin embargo, se distancia de las referencias inmediatas, de los problemas políticos y sociales de la mujer en Colombia y extendiéndose a una dimensión global.

Con estas dos obras, y muchas otras de ese momento y posteriores, se marca una dimensión diferente de la relación de la producción artística con el ámbito político. Aparentemente superadas las ideologías, las dos artistas se relacionan de manera sutil con temas que implican señalamientos o denuncias de problemas sociales, políticos y culturales tomando una distancia de lo local o lo nacional, para posicionarse más un contexto internacional o global. Los señalamientos sobre la muerte, los quinientos años, la condición de la mujer, la ecología y el medio ambiente, superan las fronteras nacionales, ya que son comunes a los diferentes entornos, países y regiones.

No se quiere hacer aquí un reclamo a las artistas en cuanto a la pertinencia o “funcionalidad” social, política y cultural de sus obras, ni se les achaca una “falta de compromiso” con el país o con los problemas nacionales. Sencillamente se quiere señalar un cambio de modelo en las producciones artísticas de ese momento y en la valoración de las mismas. Este cambio tiene qué ver con la manera de acercarse a los temas y problemas del arte y su relación con el entorno y el contexto, marcado por un crecimiento exponencial de los factores, actores y hechos violentos, entre 1985 (Toma del Palacio de Justicia) y 1995 (caída de los jefes de los carteles de droga). Así mismo, se construye una concepción de arte contemporáneo, basado en el reconocimiento a los “nuevos medios” del arte como el performance y la instalación, desplazando a las prácticas tradicionales, en especial a la pintura.

Lo particular y curioso es la “coincidencia” entre los reconocimientos a estas jóvenes artistas y las políticas del nuevo presidente colombiano. Particular y curioso cuando, pasados veinticinco años, se evidencia que el señor expresidente, quien también fue Secretario General de la OEA, donde desarrolló muchas actividades en torno a las artes plásticas contemporáneas, se convierte en uno de los más importantes coleccionistas de arte de América latina y galerista. Además, hoy su hija, María Paz Gaviria, es la Directora General de la Feria Internacional de Arte de Bogotá (ArtBo), la plataforma comercial que avala el “boom” actual del arte colombiano.

No podría afirmar que esta es una de esas historias truculentas sobre complots en el arte y que todo esto hace parte de una agenda oculta o de una estrategia política, social y económica. Tampoco lo podría descartar. Menos quiero dejar la idea en el aire de que las artistas mencionadas u otros de sus contemporáneos no tenían ni tienen la calidad artística, estética o ética para haber sido o ser reconocidas. Lo que sí me parece curioso es la posible relación estrecha entre las políticas de globalización implantadas en Colombia desde el gobierno del presidente Gaviria (1990 – 1994) y el “nuevo arte contemporáneo” de ese momento y a futuro, con características globales y, por qué no, neoliberales, porque estas artistas y sus obras, como otros artistas de su generación y posteriores, reconocidos a través de premios, estímulos y becas otorgados por el gobierno a través de los programas del Ministerio de Cultura, se caracterizan por la deslocalización de las temáticas que tratan y la selección de temas “políticamente correctos”, lo que implica una distancia de los graves temas locales y nacionales. Lo que se cuestiona no es el trabajo de los artistas, sino la implementación de políticas de promoción y difusión para un solo tipo de arte contemporáneo, dejando de lado otras posibles líneas de trabajo y reflexión.

2.      TERCER MOMENTO: ¿EL TRIUNFO DEL ARTE CONTEMPORÁNEO?

Por lo menos en el caso colombiano, el modelo de un arte contemporáneo global y neoliberal parece estarse imponiendo sobre otros tipos o modelos de arte que involucran más lo local o lo nacional. Esto podría inferirse de los comunicados o declaraciones públicas en relación con ARCO Madrid 2015. Lo que más se enfatiza en los comunicados oficiales sobre la participación de Colombia, como país invitado, es el “boom” del arte colombiano.

Al revisar los listados de galerías, artistas y curadores invitados, también se evidencia que la mayor parte de los participantes, entre un 70% y un 90%, son de Bogotá, nada raro en un sistema de artes centralista. Y si se revisa con cierta minucia y suspicacia los artistas jóvenes invitados a las muestras gubernamentales, se puede notar que, salvo una o dos excepciones, ninguno trabaja sobre procesos artísticos que impliquen de manera directa o explícita, los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del país. Aquellos artistas jóvenes que tocan este tipo de problemas, que por lo general hacen parte de las comunidades indígenas, negras y campesinas, y que han sido reconocidos en el plano artístico local, nacional e incluso internacional, no fueron tenidos en cuenta en la selección oficial.

Lo que preocupa, inquieta e incomoda es que este “boom” del arte colombiano parece estar basado en las políticas e intereses macroeconómicos (estado y empresas multinacionales) y en una mirada parcializada, por no decir centralista, del arte del país, dejando de lado aquellas obras o aquellos artistas que tocan los “incómodos” temas nacionales, sobre todo aquellos que implican directamente el conflicto armado, el narcotráfico, la exclusión social, el feminicidio, entre otros.

El triunfo del arte contemporáneo colombiano, proclamado por ARCO Madrid 2015, parece basarse en haber alcanzado los estándares de los modelos económicos globales y neoliberales, más que en los procesos del arte y sus relaciones con el contexto. Todo parece indicar que el arte contemporáneo actual, el de la segunda década del siglo XXI, en su concepción, depende de la determinación estatal mediado por intereses macroeconómicos y macropolíticos. Determinación que excluye todo aquello que no corresponde al modelo.


Concluyendo, el peligro que quisiera señalar es que esta última noción de arte contemporáneo implicada en la participación oficial colombiana en ARCO Madrid 2015, lo transformaría en una manifestación estilística de estado y no en un proceso de reflexión y acción basada en la autonomía de un campo del arte, integrado en un diálogo a los procesos sociales, políticos y culturales.

ARTE CONTEMPORÁNEO: ¿DEVENIR AUTÓNOMO DEL CAMPO DEL ARTE O PRODUCTO DE LA GLOBALIZACIÓN? (2)

 (continuación...)

POR: CARLOS FERNANDO QUINTERO VALENCIA.

1.      PRIMER MOMENTO: EL SURGIMIENTO DEL “ARTE CONTEMPORÁNEO”.

Se podría ubicar el surgimiento del “arte contemporáneo”, hacia las décadas de 1960 y 1970, cuando se comienzan a presentar manifestaciones de un “nuevo arte”, que parece coincidir en tiempo, en diferentes lugares del planeta.

Lo común de estas nuevas manifestaciones es la ruptura con los sistemas de representación y producción artística tradicionales, integrando nuevos materiales y procesos, la búsqueda de nuevos espacios o el replanteamiento de las relaciones de los artistas y sus obras con los lugares expositivos convencionales, derivando hacia relaciones y espacios no convencionales, y el replanteamiento de las nuevas relaciones con los públicos.

En Colombia, una generación de artistas, coincidente con este período, comienza a desarrollar procesos de obras con características similares. Entre los que más se han destacado, que permanece vigente y a quien se considera como uno de los pioneros del arte contemporáneo colombiano, se encuentra Antonio Caro Lopera (Santa Fe de Bogotá, Colombia, 1950). En una fugaz entrevista en su casa de Bogotá, tuve la oportunidad de preguntarle al artista sobre las razones que lo llevaron a realizar en ese momento ese tipo de obras. Su respuesta fue clara y contundente: “No tenía recursos y tenía la necesidad de decir cosas que necesitaba decir”. Si bien Caro se refiere a sus primeras obras, como Homenaje tardío de sus amigas y amigos de Zipaquirá, Manaure y Galerazamba (más conocida como Cabeza de Lleras, 1970) o Aquí no cabe el arte (1972), la referencia y la respuesta se puede aplicar a toda su producción artística, hasta la fecha.

De la primera obra, que además fue la primera destacada participación del artista en el Salón Nacional, el crítico de arte venezolano Juan Calzadilla comentaba:

Me pareció (y digo me pareció porque a estas alturas la estatua de sal debe haberse ya deshecho) que esta obra contiene una idea original, sabiamente resuelta en una forma anti-artística, que corresponde al arte político de nuestros días, o sea a un tipo de arte pobre que se basa en la concretización de ideas y consignas mediante formas elaboradas con el sólo fin de impugnar y molestar, lejos de todo propósito estético.

Sobre lo escrito por Calzadilla, Caro comentó: “Calzadilla dijo: “Es arte povera, es una manifestación conceptual y es política”. Al otro día yo sabía: Soy conceptual, en la forma tengo una tendencia povera y me interesa lo político, eso no lo sabía hasta que Calzadilla lo dijo. Y ya metido ahí, me tocó asumirlo”.

Tanto Cabeza de Lleras como Aquí no cabe el arte hacen referencia explícita al acontecer político y social de Colombia, al utilizar en la primera la figura del presidente saliente Carlos Lleras Restrepo y en la segunda al involucrar los nombres de desaparecidos y asesinados , al inicio de 1970.


Si bien Caro hace parte de una generación de artistas que abren la puerta de lo que llamaríamos hoy “arte contemporáneo”, el gusto general del arte en Colombia se mantuvo o se mantiene casi inmutable, hablando del público en general y en las regiones. Es, realmente, hasta la década de 1990, cuando ese gusto general comienza a sufrir un cambio sustancial.

(Sigue...)