(Texto escrito para la exposición de Yeison Riascos y publicado en la hoja de sala)
Por: Carlos Fernando Quintero Valencia
El pintor mexicano Juan Correa (México, 1646
– 1716) fue muy reconocido en su tiempo y hoy por la calidad de sus obras
pictóricas y por los temas religiosos. Entre las obras más relevantes de su
prolífica producción se encuentran una serie de obras de la Virgen de Guadalupe,
de la cual al parecer tenía un calco del original, y por introducir en muchas
de sus pinturas religiosas, angelitos negros, indígenas y mestizos, como en Niño Dios con ángeles músicos. Con estas
obras de finales del siglo XVII y principios del XVIII, comienza una tradición
de reconocimiento de los afrodescendientes en la sociedad americana, como parte
de los procesos de sincretismo y mestizaje, característicos de nuestro. Sin
embargo, la motivación de Correa puede ser mucho más personal y autobiográfica.
Se cree que el pintor también era afrodescendiente y la inclusión de estos
personajes en sus obras sería un auto reconocimiento, una declaración de
identidad.
Juan Correa (pintor mexicano). Niño Jesús acompañado por ángeles músicos. El que está atrás a la derecha de Jesús tiene un tono de piel más oscura.
Esta declaración de identidad, de posición en
el mundo, vinculada con lo religioso aparece en las obras de Yeison Riascos
(Buenaventura, Valle, Colombia, 1985). Su trabajo fotográfico parece establecer
una relación con el artista mexicano. La presencia de personas de raza negra en
sus trabajos parece señalar ese mismo principio de identidad de manera directa,
poniendo al frente su raza. Además, los temas de Riascos plantean una mirada de
lo cultural y social atravesados por lo religioso católico, como práctica
espiritual que convoca y crea comunidad.
En sus primeras obras fotográficas, como en Sagrado corazón de María, San José obrero y Sagrado corazón de Jesús, el artista recrea imágenes religiosas
católicas con personas de su entorno familiar y de su comunidad, trabajando en
estudio y con poses preparadas. Estos trabajos recuerdan a las composiciones
barrocas, sensación que se acentúa por el manejo de la luz, que recuerda el
claroscuro característico de este período histórico artístico. Estas imágenes
han sido compuestas de manera simple, con pocos elementos iconográficos (el
corazón y el niño, que acompañan a los personajes centrales), sin mayores
referentes contextuales.
Yeison Riascos. Inmaculada concepción (detalle).
Inmaculada
concepción
y Última cena estarían muy cercanas a
esta primera serie, en cuanto a la recreación de motivos religiosos. La
diferencia es que estas dos obras se realizan en exteriores y con mayor número
de participantes. Así, se involucra el entorno, el paisaje, dando una ubicación
geográfica, un clima (cálido y húmedo). Al ubicar los personajes bíblicos en el
pacífico colombiano, las obras adquieren otra connotación. Proponen una mirada
concreta sobre el lugar. También, parecen dar a entender que la espiritualidad
no es sólo cuestión divina, si no también cuestión humana. Además, modifican la
procedencia cultural de las imágenes, desplazándolas del ambiente europeo al
americano tropical.
La serie Rostros
divinos involucra una pieza escultórica de Yeison Riascos, Corona de espinas. Con esta serie
fotográfica vuelve al retrato, tomando como personajes principales a las
vendedoras de pescado. Mujeres que aparecen también en su serie Mujeres urbanas divinas, estas,
desprovistas del elemento escultórico. Así, pone en evidencia la posición de la
mujer como ser social, cultural y económico, haciendo un sencillo pero
importante homenaje a quienes, literalmente, nos dan de comer a diario. Igual
las fotos de Riascos buscan y encuentran en la cotidianidad los elementos
simbólicos que se refieren a lo religioso. Así, el pescado, los cuchillos, la
posición de una mano o del cuerpo, se convierten en el signos que refieren a la
religiosidad.
Yeison Riascos. De la serie Rostros divinos.
Las fotografías de Yeison Riascos evocan y
conmueven por el simple hecho de representar con personas del común, personajes
bíblicos, develando en cada uno ellos ese ser espiritual que los habita. No es
una simple pose, no se trata disponer los elementos para que se parezcan a un
original. La mirada del artista, la disposición de los personajes y el manejo
de la luz, bastan para generar imágenes poéticas, que trascienden y que además se
refieren a procesos culturales y sociales, de ancestrales y actuales. En
síntesis, con sus fotografías, Yeison Riascos nos habla de la realidad de las
comunidades afro en Colombia, hoy.
CARLOS FERNANDO QUINTERO VALENCIA
Artista e Historiador del Arte
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