Por: Carlos Fernando Quintero V.
La verdad es la primera vez que voy a Bogotá
a las ferias de arte. Siempre se me presentaban inconvenientes o compromisos
que me impedían venir. Así que este año puse la cita en la agenda mental desde
enero y compré los tiquetes desde junio. Además de los preparativos
anticipados, también hice mis actos de preparación mental, para enfrentar la
avalancha de imágenes, obras y personas que se pueden encontrar en las ferias.
Pero la verdad, creo que en las preparaciones me quedé corto. Faltó tiempo y
físico para poder cumplir con todas las citas, ver todos los eventos e ir a las
fiestas. Por eso este informe es absolutamente parcial y, además, parcializado.
Hay que entender que las ferias de artes, si
bien son de arte, no son los espacios para ver “lo mejor” del arte. Lo que se
puede apreciar en las ferias son obras arte variopintas, muchas de ellas “no
tan buenas”, pero que marcan la tendencia del mercado del arte, en este caso en
Colombia y sus alrededores. Los eventos donde se debería ver “lo mejor” del
arte serían los salones, las bienales, las trienales, las documentas y los
museos. Sin embargo, la queja continua de algunas personas es que estos últimos
eventos se parecen cada vez más a las ferias, o sea, que parecen determinarse más
por las tendencias del mercado que por las ideas que los deben convocar.
En Bogotá, el pasado fin de semana hubo tres
ferias, con diferentes características. La primera, más tradicional y rimbombante,
fue ArtBo, que ya lleva varias versiones (no sé cuántas; creo que nadie lo sabe
a ciencia cierta). Esta se lleva a cabo en Corferias, centro natural de los
grandes eventos expositivos nacionales y de las convenciones y ferias. Paralelo
a ArtBo se realizó la Feria Expopan (de panes y panaderías, por si hay alguna
duda) y el sábado se realizó la convención del movimiento Uribe Centro
Democrático. Mejor dicho, pan y circo.
ArtBo aglutinó más de trescientos stands entre
espacios gubernamentales e institucionales como el Ministerio de Cultura y los
museos de arte nacionales, destacándose la presencia de los museos de Bogotá y
Medellín, así como el Museo Rayo de Roldanillo, y con la no “extraña” ausencia
del MAM La Tertulia. También hubo stands de editoriales como la editorial La silueta y proyectos de arte
independientes.
Ya en cuanto a las obras y los artistas, Artecámara, con curaduría de Juan
Sebastián Ramírez, propuso obras de una nueva generación de artistas que presentaron
en su mayoría instalaciones y objetos. Hay algunas pinturas y dibujos y una que
otra escultura. La muestra está bien presentada, aunque, por fortuna, de pronto
se sale de los parámetros de la feria, o sea del problema de marcar tendencias
de mercado y consumo de arte. Parecía haber algo más riesgo y menos compromiso
económico, que es lo que al parecer, al final marca el derrotero de lo que se
exhibe.
Otro grupo de espacios interesante tiene que
ver con los proyectos individuales de los artistas. Relacionados con las
galerías, estos espacios presentan proyectos de un solo artista por espacio, lo
que permite ver obras o conjunto de obras de manera cercana o coherente.
Por otro lado, los stands de las galerías,
algo así como doscientos, presentaron obras muy variadas tanto en tendencias
como en calidad. ¡Hubo de todo! Desde pintura abstracta convencional a
figuración expresiva, en el caso de la pintura, la escultura y el dibujo; hay
objetos, instalaciones y algo de video (muy poco). Lo que más se destaca es la
fotografía. Esta parece marcar la tendencia actual, al menos a nivel de
mercado.
El fenómeno de la proliferación fotográfica
también se da en Odeón, la otra feria que convocó la atención. Odeón es el
antiguo y desmantelado teatro del mismo nombre, donde funcionó por muchos años
el Teatro Popular de Bogotá (TPB). En los diferentes niveles del edificio en
ruinas, apenas acondicionado para recibir a las galerías, se pueden apreciar
obras desde artistas muy jóvenes a consagrados como Marina Abramovic. La
fotografía está presente de manera significativa, pero igual hay pintura,
dibujo y escultura.
Vale la pena destacar la presencia de algunos
de los artistas de Cali en las ferias de arte. En ArtBo, en el stand de Galería
Museo, se podía apreciar una excelente pintura de José Horacio Martínez. En Artecámara se presentaba el video de
Lina Rodríguez y David Escobar, sobre la vida y obra Hernando Guerrero. En
Odeón, en el espacio de la Galería Juan Salas, se destacaban las ollas con
huesos y cenizas y los dibujos de Fabio Melecio Palacios que fueron adquiridos
en su totalidad por la Saatchi.
Por fuera de la ferias, el sábado se realizó
la apertura de los talleres de los artistas en el Espacio cultural de Las
nieves, un edificio del centro de la capital, donde tienen sede importantes
artistas nacionales. Así, se pudo apreciar el proceso de artistas como Carlos
Blanco, con sus interesantes obras de papeles de colores y esculturas, las
obras del pintor colombiano de Luis Luna, los trabajos de Jaime Franco, quien
se destaca por su propuesta de murales con imágenes de arquitecturas virtuales
en movimiento, las cuales registra en fotografía. Se destacó el espacio de José
Horacio Martínez, con una serie impecable y muy interesante de pinturas y
dibujos, realizados en los últimos años.
En síntesis, y con el marco de las ferias, en
la capital hay mucho qué ver en cuanto a las artes plásticas. También estuvo la
Feria del millón, otro espacio
alterno y el Premio Luis Caballero que
para este año cambió su formato y presenta en simultánea las exposiciones de
los seleccionados (¿Coletazo del premio otorgado a Fabio Melecio Palacios y que
al parecer aún tiene sus “consecuencias” entre polémicas y reclamos de los
otros artistas?). También interesantes exposiciones como Ruda, amansaguapos y abrecaminos, con obras de artistas cercanos a
nuestros afectos como Lina Hincapié, Alex Rodríguez, Fernando Pareja y Leidy
Chávez y William Bahos (esta se inauguró el sábado en el barrio San Felipe,
Carrera 23 # 76-74 y estará hasta el 8 de noviembre). Finalmente, la exposición
ya tradicional de Tesis del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, con la
presencia de los mejores trabajos de grado de las más importantes universidades
del país, en donde exponen los recientes egresados de la Universidad del Cauca
de Popayán, con un merecido premio al trabajo de grado de Angela Maya. En fin,
lo que faltó fue tiempo y estado físico.
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