Por: Carlos Fernando Quintero Valencia
Hace poco más de dos décadas se vivió en Cali
un “fenómeno cultural” (por llamarlo de alguna manera) que se denominó la “Lombanización”
de Cali[1]. El fenómeno consistió en
el otorgamiento de permisos y, muy seguramente, de presupuestos al escultor
Héctor Lombana, sin que hubiera un debido concurso o una asesoría por parte de
expertos en urbanismo y, sobre todo, en artes. Así, a dedo y por una decisión
de la administración municipal de la época y con el patrocinio de la Cámara de
Comercio de Cali, contra todas las críticas del medio artístico local, se
instalaron en el espacio público de Cali, al menos tres esculturas de gran
formato del escultor de Ríofrio (Magdalena, Colombia): La fuente de los niños, la Fuente
del Deporte, el Monumento a la
Solidaridad. Estoy seguro que hubieran sido otros, si no es porque una
buena parte del medio artístico local se pronuncia en contra y los medios de
comunicación replican estas críticas. Con todo, y a pesar de todo, las fuentes
y monumentos allí están y allí seguirán, no tanto como símbolos de la Cali
cultural que queremos, sino como muestras del poder absoluto de una clase
dirigente sin educación y sin sensibilidad social y cultural.
Claro, decir lo último obliga a una mayor
explicación sobre los cuestionamientos a las obras de Lombana. En primer lugar
se debe decir que su figuración, para ser de mímesis realista, es bastante
torpe y deficiente. Por ejemplo, los retratos de los personajes de la Fuente
del deporte son apenas reconocibles por los atributos que los acompañan, como
el cabello de El Pibe Valderrama o
las pesas y la medalla de María Isabel Urrutia. Si no fuera por esto, podrían
ser cualquiera. También, las formas de los cuerpos son rígidas, como monigotes.
Esto se percibe mejor en la Solidaridad.
Por otro lado, en las artes, las de a de
veras, se evita el panfleto, la anécdota, para privilegiarse la esencia y el
concepto. Igual se tiene un cuidado sobre el contexto o el entorno social y
cultural en donde se situará la obra. Todo lo anterior parece no haber sido
tenido en cuenta por el escultor. En primer lugar, cayó en el lugar común de la
idea de solidaridad, a poner un grupo de personas haciendo una misma labor.
Así, ¿por qué no podría ser entonces el monumento al trabajo o al concierto
para delinquir? Por otro lado, los monigotes antropomorfos, en su aparente
tensión corporal, parecen estar desarrollando alguna actividad laboral
relacionada con la minería. Curioso, ya que si bien en el Valle del Cauca hay
explotación minera, esta es mucho menor que el cultivo de la caña, por citar
algún mejor ejemplo. A todas luces, las obras de Lombana son mediocres en su
factura y concepción, y ni siquiera tienen un anclaje con la sociedad y la
cultura local. Y con todo, las impusieron a la fuerza y nos dejaron como un “legado
indeseable”.
No en vano rememoro el caso Lombana. Hace muy
poco fui enterado de un caso similar, aunque muy diferente. Similar por el
tratamiento que se le ha dado desde la administración de la cultura local.
Diferente por las condiciones artísticas y culturales, la indiferencia de los
principales actores culturales y artísticos de la ciudad (que no sé si se han
enterado del hecho) y por el silencio de los medios de comunicación.
Se trata de la Convocatoria pública y
concurso para la realización de una escultura en homenaje a Piper Pimienta
Díaz, realizado por la Secretaría de Cultura de Cali[2]. Según los documentos de
la Convocatoria y el Concurso, esta se resuelve con una resolución del 28 de
abril, la inscripción de los participantes se hizo entre el 30 de abril y el 2
de mayo (1° de mayo, en medio, día festivo), la presentación de proyectos se
realizó hasta el 19 de mayo y el jurado evaluó y dio su concepto el día 22 de
mayo, todas las fechas, por si hay alguna duda, del año 2014.
Antes de continuar, debo anotar que quién
ganó la convocatoria, de los dos concursantes, fue el maestro Diego Pombo, a
quien conozco hace muchísimos años (más de los que él pueda saber o recordar),
a quien admiro como artista y a quien reconozco su labor como gestor cultural,
al lado de su compañera Beatriz Monsalve, con el teatro Salamandra del Barco
Ebrio, que acaba de cumplir 20 años continuos de funcionamiento, y con Ajazzgo,
el Festival internacional de Jazz, que se ha preciado, desde sus inicios, de
traer las mejores propuestas musicales del planeta. Incluso, la obra de Pombo
ha sido comentada en esta Kverna, con motivo de su última exposición[3]. Y confieso que me gusta
mucho su obra en homenaje a Jovita Feijoo, nuestra emblemática loca. O sea,
calidad artística, experiencia, trabajo por las artes y la cultura de la
ciudad, entre otras cualidades, sobran en la figura de Diego Pombo. Seguro
estoy que el maestro no necesita de componendas o de arreglos truculentos para
que una de sus obras sea aceptada. Tampoco creo que se vaya a enriquecer
económicamente (de pronto sí moral y espiritualmente) con esta obra. Porque el
monto del proyecto, con los descuentos de ley (que pueden llegar al 40% del
total), apenas alcanzarán para la ejecución del mismo, quedándole al artista
poco más que un “muchas gracias”. Y aclaro que todo lo anterior se anota porque
ya comienzan voces a generar suspicacias.
Aquí lo que hay qué revisar es cómo se
generan estas convocatorias y estos concursos por parte de la Secretaría de
Cultura, si cumple con los mínimos criterios de reales (y no sólo “legales”) de
participación y apertura y si se cumplen con los requisitos planteados tanto en
la convocatoria como en el concurso.
Lo primero que tendríamos qué revisar son los
tiempos. La verdad, no sé en qué cabeza cabe que se puede realizar una
convocatoria pública y un concurso para una escultura pública en menos de 3
semanas. La idea es, por decir lo menos, absurda. Lo otro que llama la atención
es que la convocatoria se publica en la página de la alcaldía de Cali el día 30
de abril y la convocatoria se cierra el día 2 de mayo, teniendo en medio un día
festivo. En síntesis, la convocatoria estuvo abierta poco menos de 12 horas
hábiles. Y en el día festivo, por lo general, todos descansamos, así que no
creo oportuno realizar este tipo de anuncios con tan corto tiempo y en esos
momentos. También, la difusión no se hizo por medios masivos como periódicos
(El País, Cali Cultural, etc), radio y televisión. Esto, a todas luces, va en
contravía de lo que misma convocatoria proclama, que es la participación de un
número importante de artistas de la ciudad.
El factor tiempo, la rapidez y la
precipitación, pueden afectar la calidad técnica y artística de la propuesta.
Hay qué tener en cuenta que, incluso realizar una exposición de un artista, así
tenga sus obras ya hechas, puede demorar mucho más que las dos semanas
propuestas, si contamos desde el 2 de mayo, fecha de cierre de la convocatoria,
al 19 de mayo, momento de cierre del concurso. Lo que parece no se tiene en
cuenta es que este proyecto implica una afectación importante del espacio
público y del imaginario (identidad) de la ciudad. En primer lugar, y en este
caso, hay factores y variables que se tendrían qué revisar y tener en cuenta
desde lo técnico. En primer lugar, la convocatoria y el concurso no explicitan
dónde se ubicará la obra, lo que implica que el autor no conoce el entorno
inmediato y no podrá prever posibles aspectos para la mayor pertinencia del
proyecto. También, al no conocerse el lugar, tampoco se pueden prever
condiciones del terreno, orientación de la obra que favorezca o proteja de la
incidencia del sol, de los vientos y demás condiciones climáticas, así como las
condiciones del terreno, que de pronto (espero que no) requiera de trabajos de
adecuación o mantenimiento, previo a la instalación de la escultura.
Por otro lado, la nula participación de los
artistas y el poco tiempo para la elaboración del proyecto, afectan
significativamente la calidad artística. Es evidente que no hubo concurso, en
el estricto sentido del término. Sólo se presentaron dos proponentes, siendo
uno descalificado por no haber presentado bien su documentación. ¿Y es que en
Cali sólo hay dos artistas que puedan participar? Así, no hubo concurrencia y
no hubo competencia. No hubo parámetros de comparación, puntos de opinión
diversos, posturas conceptuales o artísticas contradictorias. No, nada de eso.
El jurado conceptuó sobre una sola propuesta. ¡Fácil! Y hablando del jurado,
ninguno de sus miembros, si bien tienen altas calidades morales y éticas y un
reconocimiento en sus respectivas profesiones, pertenece activamente (como
artistas, crítico, curador, historiador o investigador de las artes) al medio
artístico. Grave, porque en el tercer párrafo del documento del concurso dice: “El
monumento… será evaluado por una terna de jurados conformada por un destacado
en artes plásticas, un comunicador social que haya realizado publicaciones en
el tema de la salsa en la ciudad de Santiago de Cali y un actor cultural”.
Hasta donde sé, ninguno de los 3 jurados es un “destacado en artes plásticas”,
lo debería invalidar el concepto del jurado.
Lo que al parecer se evidencia en este caso
es la improvisación y la falta de criterio para el manejo de la cultura y las
artes en Cali. De los afanes, queda, además del cansancio, una afectación al
paisaje urbano y a la identidad de la ciudad, como sucedió hace casi dos
décadas con las obras de Lombana. Mal haríamos en seguir por el mismo camino.
Vale aquí hacer un llamado respetuoso a la Secretaria de Cultura y Turismo de
Cali, la señora María Helena Quiñones para que tenga mayor cuidado en los
tiempos y características de las convocatorias y concursos, ya que están
decidiendo sobre el patrimonio y la identidad de los caleños. No se puede andar
improvisando y precipitando en cuestiones tan delicadas como las mencionadas
aquí. Igual, tratándose de Pombo, seguramente la ciudad saldrá bien librada.
Pero este caso, es un pésimo precedente de gestión cultural, que espero no se
vuelva a repetir.
[1] En http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-283796
se puede leer el artículo del periódico El Tiempo que hace referencia a la
inauguración del Monumento de la Solidaridad, de Héctor Lombana, con presidente
de la república abordo y todos los juguetes…
[2] Las imágenes y documentos de este
artículo han sido tomados de página de la Alcaldía de Cali, donde se pueden consultar: http://www.cali.gov.co/cultura/publicaciones/abren_convocatoria_en_artes_plasticas_como_homenaje_a_piper_pimienta_pub.
[3] http://desdelakverna.blogspot.com/2013/12/diego-pombo-y-el-neo-romanticismo.html.
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