lunes, 9 de diciembre de 2013

ESPACIOS, TIEMPOS Y DINÁMICAS DE LAS ARTES PLÁSTICAS EN CALI: SALDO EN ROJO…

Por: Carlos Fernando Quintero V.

Hace alrededor de cuarenta años, el panorama artístico de Cali y Colombia, parecía absolutamente envidiable, incluso para cualquier país del primer mundo. Entre más o menos 1968 y 1976, lo que llamamos hoy el sistema de las artes en Colombia funcionaba con una cantidad enorme de eventos artísticos que permitía cubrir las necesidades de muchos de los artistas de la ciudad (Cali), la región (Sur Occidente de Colombia) y el país.

Para mostrar lo anterior, hagamos un breve y pequeño recuento de los eventos artísticos, tipo salones o bienales, que sucedieron en ese período histórico. Debo, antes de comenzar, hacer una salvedad o advertencia. En lo que llevo indagado, no hay un documento o un libro que recoja la historia de los eventos realizados en Cali, como salones de arte y bienales (si existe, les rogaría el favor me hagan llegar esa información). Incluso, no se habla mucho de estos eventos y la información está fragmentada o “desaparecida”, así que es posible que me falten datos. Algo similar sucede a nivel nacional (la falta de datos concretos y, sobre todo, mi ignorancia), aunque tengo entendido que por los lados de Medellín y Bogotá hay mayores datos y documentos. Esta situación es bastante curiosa ya que el sistema de las artes en Colombia basa su crecimiento e importancia en estos eventos artísticos.

Bueno, sin más preámbulos, echémosle una mirada a estos eventos. En cuanto a las Bienales de arte, en Medellín y Cali se realizaron, en su orden, la Bienal de Arte de Coltejer[1] y la Bienal Panamericana o Iberoamericana de Artes Gráficas[2]. La primera tuvo tres versiones (1968, 1970 y 1972). La segunda tuvo cinco versiones, aunque en períodos mayores a los dos años de lapso para ser “bienales” (1971, 1973, 1976, 1981 y 1986). Hasta donde tengo entendido, estas bienales eran internacionales, o sea, con participación de artistas, curadores, críticos y públicos extranjeros. Esto permitió un posicionamiento de muchos de nuestros artistas en el ámbito internacional, especialmente en el circuito latinoamericano y de Estados Unidos. Los resultados aún se ven. El caso más evidente y sobresaliente, aunque no el único, es Oscar Muñoz, que participó en muchas de las versiones de la Bienal de Artes Gráficas de Cali, al inicio de su carrera artística.[3]

Paralelo a estos eventos (inter)nacionales, se realizó el Salón Nacional de Artistas, que fue la vitrina natural de los artistas del país y, como lo planteó Marta Traba, era el “termómetro” de las artes del país. A mí me tocaron los salones de los años de 1980. Si bien siempre generaban polémicas, su apertura y diversidad daban cuenta de las múltiples posibilidades de las artes del país, además de ser la oportunidad de ver las obras de recientes de artistas nacionales importantes, lo que no sucede con facilidad.[4]

Si este era el panorama de las artes en cuanto a eventos nacionales e internacionales, en las regiones se daban otra cantidad de eventos menores que permitían la visibilización de proyectos locales y regionales. Recuerdo desde mi memoria los Salones de Arte Joven de Santafé de Bogotá, si mal no estoy derivados de los Salones Atenas de los años 70. Igualmente, el Salón de Arte Joven Arturo y Rebeca Rabinovich, que se realizó en Medellín desde la década de 1980 y tuvo más de diez versiones[5].

Carlos Quintero. El jaguar y sus pintas. 1995.
Salón Regional de Artistas.

En el caso de Cali, además de la Bienal de Artes gráficas y el Festival de Arte que se realizó desde los años de 1960 y dónde había un espacio importante para las exposiciones de arte, se realizaron los salones de arte que tuvieron una importancia a nivel local y regional. Uno de estos fue el de la Sociedad de Mejoras públicas de Cali, que tuvo quince versiones entre los años de 1984 y hasta 1998. Otro salón importante fue el Salón de Octubre, en torno a la Cámara de Comercio de Cali. Este también inició en 1984 y, hasta su séptima versión en 2005, funcionó de manera autónoma. Luego, por razones que no conozco, fue fusionado con el otro escenario importante local y regional, el Salón Regional de Artistas.

Carlos Quintero. Tigre con piel de oveja. 1996. 
Presentada en el Salón de la Sociedad de Mejoras públicas.

Con todo lo anterior, creo que es evidente que, entre las décadas de 1960 y 1990, las artes plásticas en Colombia tenían escenarios suficientes para los artistas y los públicos de las artes. El sistema de las artes, si bien no se pensaba o se había contemplado en su momento como tal, tenía un funcionamiento dinámico, que iba desde lo local y regional, a lo nacional e internacional. Hoy todo ese panorama suena muy idílico y bucólico, aunque faltaría una revisión más juiciosa e intensa de los eventos mencionados.

Entonces, ¿qué pasó con el sistema de las artes en Colombia? ¿Por qué y cómo se cerraron los espacios de las artes plásticas? ¿Qué impactos tiene para el sector de las artes, tanto para los artistas, como para el público y la economía del país, esta disminución o desaparición de los espacios?

Lo curioso del fenómeno de desaparición de espacios tiene que ver con la aparición del Ministerio de Cultura y el establecimiento del Sistema Nacional de las Artes, como política del mismo. Con el paso de los años, lo que parece o lo que se evidencia es que el Sistema gubernamental, no sé si de manera peligrosa o perversa, coadyuvó al detrimento y a la pauperización del sector de las artes nacionales, concentrando los recursos y las actividades artísticas locales, regionales y nacionales. Lo que ha sucedido, con esta concentración, es el control de la difusión y promoción de las artes, lo que, por antonomasia, termina en un control de la producción artística. Mejor dicho, antes los artistas, de diferentes tendencias y formaciones tenían los espacios para presentar a los diferentes públicos sus obras. Hoy, aparentemente, sólo lo que se avala desde la oficina de artes del Ministerio tiene la visibilidad y, al no ser visibles muchas producciones artísticas “diferentes” e incluso contrarias a las políticas gubernamentales, o sea, al no ser observadas, criticadas, coleccionadas o consumidas por sus públicos, los artistas pierden reconocimiento social y económico, quedándoles muy difícil seguir con su trabajo.

Carlos Quintero. Cortinas rojas. 1994.
IV Bienal de Arte de Bogotá.

Desde esta kverna, la situación se percibe como lamentable y triste. Incomprensible que se aplauda la inter(nacionalización) del 43 salón, por ejemplo, que rompe con la idea de “sistema de la artes” (la cadena que conectaba salones regionales con el nacional), cuando en Colombia, en este país y antes del Ministerio de Cultura, existió un sistema dinámico y articulado, más allá de lo gubernamental nacional. Entonces, ¿será necesario revisar a fondo este “sistema de las artes”? ¿Será posible regresar, al menos de manera parcial y con ajustes, a la situación de las artes de hace 40, 30, 20 años?




[1] En https://www.museodeantioquia.co/exposicion/68-70-72-bienales-de-arte-de-coltejer/ se puede encontrar información sobre las bienales de Coltejer se pueden encontrar
[2] Sobre las bienales de artes gráficas de Cali hay muy poco escrito. En Tres sucesos nos acercan de María Teresa Guerrero encontramos mención de las diferentes versiones. Esta se puede consultar en http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/mariate/tres.htm
[3] Frente a las bienales de arte, recomiendo la lectura de La producción simbólica de Néstor García Canclini, donde analiza el caso de la bienal de arte en Argentina, contemporánea a las colombianas. Allí plantea el auge de las bienales atadas a las políticas económicas de USA y la llegada de multinacionales a los países latinoamericanos.
[4] En http://universes-in-universe.org/esp/bien/sna_colombia/salon_nacional_colombia_historia se puede ver una reseña sobre los salones nacional en Colombia.
[5] Insisto que estos datos salen de mi precaria memoria, así que pueden ser otras fechas o más y menos versiones.

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