Por: Carlos Fernando Quintero V.
Hace alrededor de cuarenta años, el panorama
artístico de Cali y Colombia, parecía absolutamente envidiable, incluso para
cualquier país del primer mundo. Entre más o menos 1968 y 1976, lo que llamamos
hoy el sistema de las artes en Colombia funcionaba con una cantidad enorme de
eventos artísticos que permitía cubrir las necesidades de muchos de los
artistas de la ciudad (Cali), la región (Sur Occidente de Colombia) y el país.
Para mostrar lo anterior, hagamos un breve y
pequeño recuento de los eventos artísticos, tipo salones o bienales, que
sucedieron en ese período histórico. Debo, antes de comenzar, hacer una
salvedad o advertencia. En lo que llevo indagado, no hay un documento o un
libro que recoja la historia de los eventos realizados en Cali, como salones de
arte y bienales (si existe, les rogaría el favor me hagan llegar esa
información). Incluso, no se habla mucho de estos eventos y la información está
fragmentada o “desaparecida”, así que es posible que me falten datos. Algo
similar sucede a nivel nacional (la falta de datos concretos y, sobre todo, mi
ignorancia), aunque tengo entendido que por los lados de Medellín y Bogotá hay
mayores datos y documentos. Esta situación es bastante curiosa ya que el
sistema de las artes en Colombia basa su crecimiento e importancia en estos
eventos artísticos.
Bueno, sin más preámbulos, echémosle una mirada
a estos eventos. En cuanto a las Bienales de arte, en Medellín y Cali se
realizaron, en su orden, la Bienal de Arte de Coltejer[1]
y la Bienal
Panamericana o Iberoamericana de Artes Gráficas[2].
La primera tuvo tres versiones (1968, 1970 y 1972). La segunda tuvo cinco
versiones, aunque en períodos mayores a los dos años de lapso para ser “bienales”
(1971, 1973, 1976, 1981 y 1986). Hasta donde tengo entendido, estas bienales
eran internacionales, o sea, con participación de artistas, curadores, críticos
y públicos extranjeros. Esto permitió un posicionamiento de muchos de nuestros
artistas en el ámbito internacional, especialmente en el circuito
latinoamericano y de Estados Unidos. Los resultados aún se ven. El caso más
evidente y sobresaliente, aunque no el único, es Oscar Muñoz, que participó en
muchas de las versiones de la Bienal de Artes Gráficas de Cali, al inicio de su
carrera artística.[3]
Paralelo a estos eventos (inter)nacionales,
se realizó el Salón Nacional de Artistas, que fue la vitrina natural de los
artistas del país y, como lo planteó Marta Traba, era el “termómetro” de las
artes del país. A mí me tocaron los salones de los años de 1980. Si bien
siempre generaban polémicas, su apertura y diversidad daban cuenta de las
múltiples posibilidades de las artes del país, además de ser la oportunidad de
ver las obras de recientes de artistas nacionales importantes, lo que no sucede
con facilidad.[4]
Si este era el panorama de las artes en
cuanto a eventos nacionales e internacionales, en las regiones se daban otra
cantidad de eventos menores que permitían la visibilización de proyectos
locales y regionales. Recuerdo desde mi memoria los Salones de Arte Joven de
Santafé de Bogotá, si mal no estoy derivados de los Salones Atenas de los años
70. Igualmente, el Salón de Arte Joven Arturo y Rebeca Rabinovich, que se
realizó en Medellín desde la década de 1980 y tuvo más de diez versiones[5].
En el caso de Cali, además de la Bienal de
Artes gráficas y el Festival de Arte que se realizó desde los años de 1960 y
dónde había un espacio importante para las exposiciones de arte, se realizaron
los salones de arte que tuvieron una importancia a nivel local y regional. Uno
de estos fue el de la Sociedad de Mejoras públicas de Cali, que tuvo quince
versiones entre los años de 1984 y hasta 1998. Otro salón importante fue el
Salón de Octubre, en torno a la Cámara de Comercio de Cali. Este también inició
en 1984 y, hasta su séptima versión en 2005, funcionó de manera autónoma. Luego,
por razones que no conozco, fue fusionado con el otro escenario importante
local y regional, el Salón Regional de Artistas.
Carlos Quintero. Tigre con piel de oveja. 1996.
Presentada en el Salón de la Sociedad de Mejoras públicas.
Con todo lo anterior, creo que es evidente
que, entre las décadas de 1960 y 1990, las artes plásticas en Colombia tenían
escenarios suficientes para los artistas y los públicos de las artes. El
sistema de las artes, si bien no se pensaba o se había contemplado en su
momento como tal, tenía un funcionamiento dinámico, que iba desde lo local y
regional, a lo nacional e internacional. Hoy todo ese panorama suena muy
idílico y bucólico, aunque faltaría una revisión más juiciosa e intensa de los
eventos mencionados.
Entonces, ¿qué pasó con el sistema de las
artes en Colombia? ¿Por qué y cómo se cerraron los espacios de las artes
plásticas? ¿Qué impactos tiene para el sector de las artes, tanto para los
artistas, como para el público y la economía del país, esta disminución o
desaparición de los espacios?
Lo curioso del fenómeno de desaparición de
espacios tiene que ver con la aparición del Ministerio de Cultura y el
establecimiento del Sistema Nacional de las Artes, como política del mismo. Con
el paso de los años, lo que parece o lo que se evidencia es que el Sistema
gubernamental, no sé si de manera peligrosa o perversa, coadyuvó al detrimento
y a la pauperización del sector de las artes nacionales, concentrando los
recursos y las actividades artísticas locales, regionales y nacionales. Lo que
ha sucedido, con esta concentración, es el control de la difusión y promoción
de las artes, lo que, por antonomasia, termina en un control de la producción
artística. Mejor dicho, antes los artistas, de diferentes tendencias y
formaciones tenían los espacios para presentar a los diferentes públicos sus
obras. Hoy, aparentemente, sólo lo que se avala desde la oficina de artes del
Ministerio tiene la visibilidad y, al no ser visibles muchas producciones
artísticas “diferentes” e incluso contrarias a las políticas gubernamentales, o
sea, al no ser observadas, criticadas, coleccionadas o consumidas por sus
públicos, los artistas pierden reconocimiento social y económico, quedándoles
muy difícil seguir con su trabajo.
Desde esta kverna, la situación se percibe
como lamentable y triste. Incomprensible que se aplauda la
inter(nacionalización) del 43 salón, por ejemplo, que rompe con la idea de “sistema
de la artes” (la cadena que conectaba salones regionales con el nacional),
cuando en Colombia, en este país y antes del Ministerio de Cultura, existió un
sistema dinámico y articulado, más allá de lo gubernamental nacional. Entonces,
¿será necesario revisar a fondo este “sistema de las artes”? ¿Será posible
regresar, al menos de manera parcial y con ajustes, a la situación de las artes
de hace 40, 30, 20 años?
[1] En https://www.museodeantioquia.co/exposicion/68-70-72-bienales-de-arte-de-coltejer/
se puede encontrar información sobre las bienales de Coltejer se pueden
encontrar
[2] Sobre las bienales de artes gráficas
de Cali hay muy poco escrito. En Tres sucesos nos acercan de María Teresa
Guerrero encontramos mención de las diferentes versiones. Esta se puede
consultar en http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/mariate/tres.htm
[3] Frente a las bienales de arte,
recomiendo la lectura de La producción simbólica de Néstor García Canclini,
donde analiza el caso de la bienal de arte en Argentina, contemporánea a las
colombianas. Allí plantea el auge de las bienales atadas a las políticas
económicas de USA y la llegada de multinacionales a los países
latinoamericanos.
[4] En http://universes-in-universe.org/esp/bien/sna_colombia/salon_nacional_colombia_historia
se puede ver una reseña sobre los salones nacional en Colombia.
[5] Insisto que estos datos salen de mi
precaria memoria, así que pueden ser otras fechas o más y menos versiones.
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