lunes, 16 de diciembre de 2013

DIEGO POMBO Y EL NEO-ROMANTICISMO TROPICAL

Por: Carlos Quintero

Hace más o menos tres siglos, la humanidad comenzó un proceso de cambio de paradigma que aún no se cumple en su totalidad. Este cambio implica la transmutación del modelo social, político, económico, ambiental y cultural, del cual las artes han sido testigos y cómplices. Como todos los fenómenos de la historia, el inicio de este proceso es casi imposible de ubicar o de señalar con exactitud. Un antecedente puede ser el Renacimiento, con el retorno al antropocentrismo, o el advenimiento de las academias modernas, por los lados del reinado de Luis XIV, o el surgimiento del libre pensamiento y la enciclopedia en la época de la Ilustración, o todas las anteriores y otras que olvido. También, a estas causas se pueden unir el mercantilismo producto de la nueva concepción y comunicación del mundo después de Colón y la industrialización.

Las primeras consecuencias de estas hipotéticas causas fueron las revoluciones del siglo XVIII y del XIX, así como las grandes guerras del siglo XX, desde la Independencia de los Estados Unidos, la primera Revolución Francesa, los procesos de Independencia en América latina, la Revolución mexicana de 1910 (aún espero la otra), las dos Guerras mundiales, Corea, Viet Nam, la Guerra de los Balcanes, los constantes y continuos conflictos de África, la Independencia de la India, Irak, hasta el 11 de septiembre. Los conflictos bélicos marcan los momentos culminantes de los cambios políticos, sociales y económicos. Entre estos cambios está el regreso al estado republicano, o sea a un estado basado en tres poderes, que ha ido desplazando los regímenes totalitarios monárquicos, y al mismo tiempo este proceso marca el nacimiento de los actuales estados nacionales. El proceso aún no termina.

Las artes han registrado o han acompañado este proceso de tres o más siglos. Así, Renacimiento, Rococó, Neoclásico y, de manera especial, el Romanticismo, se pueden asociar directamente al proceso antes mencionado. De esta manera, la actual exposición de Diego Pombo en Casa Proartes, adquiere un sentido inusitado y una pertinencia inaudita, ya que, en medio de los actuales procesos de paz, las primaveras capitalinas que se asemejan a las tradicionales pugnas decimonónicas entre el clero (la actual Procuraduría) y el pensamiento libre (el alcalde Progresista), se convierte en fuente de reflexión ante las situaciones que parecen dar continuidad a la conformación del estado nación que con la fe del carbonero llamamos Colombia.

Diego Pombo.

Sandro Botticelli. Marte y Venus. 1483.



Así parece evidenciarse con muchas de las obras de la exposición, con sólo la presencia protagónica de Simón Bolívar, héroe romántico por excelencia. También en el hecho que muchas de las obras son citas de piezas importantes y sobresalientes de autores ubicados en los períodos antes mencionados. De esta manera, Pombo nos presenta sus versiones de Marte y Venus, aparentemente tomada de Botticelli o de la Isla de la muerte de Arnold Böcklin, entre otras citas a la historia del arte universal. En Pombo, estas obras sufren una significativa transformación. Por un lado, se da un fenómeno de “tropicalización”, es decir de traducción en términos de las culturas nuestras, evidenciadas en los colores fuertes y planos y la aparición de elementos iconográficos que rompen con la “lógica” de la representación occidental y genera un quiebre humorístico y crítico. A esto lo podemos llamar Neo-Romanticismo Tropical.

Diego Pombo.

Arnold Böcklin. La isla de los muertos. 1886.


Las citas aparecen en otras obras, más cercanas a nuestras tierras. Así aparece una obra que hace referencia a Currulao en Buenaventura, de Dolcey Vergara, primera obra y primer vallecaucano a quienes se otorgó el Primer Premio del Salón Nacional de Artistas. En esta obra de Diego Pombo se destaca la presencia del maestro Hugo Candelario González, en la marimba, entre otros personajes (en muchas de las obras también aparecen Jovita y "Guerra", los locos emblemáticos de la Cali de las últimas décadas del siglo XX, interactuando con los personajes históricos y sociales). Esta obra marca otra serie en donde personajes de la vida nacional y local aparecen en escena, como si se tratara de una continua y constante representación. Así, Pombo parece evidenciar una condición ficcional de la realidad política, social y económica de nuestro acontecer diario, casi que a la manera de los mejores exponentes del Rococó francés (por ejemplo, Watteau y Fragonard), que con sus obras de poses exageradas y ambientaciones ilusorias, parecen criticar la teatralización de la corte francesa de los luises.

Diego Pombo

Dolcey Vergara. Currulao en Buenaventura. 1946.


La exposición de Diego Pombo se propone así como una versión humorística y crítica del complejo acontecer nacional y local. Con las obras del arte mundial nos genera reflexiones sobre la guerra (Marte descansando y Venus dispuesta) y la muerte (el viaje en globo a la isla). También, sobre la ficción de lo real y lo real de lo ficticio, al ubicar sus escenas en entornos teatralizados y festivos. Con todo, la actual exposición se propone como una mirada a la situación actual y al posible futuro, con la esperanza, con los cuadros de Pombo, que el Pos-Conflicto sea un carnaval.

Nota: Las imágenes de Botticelli y Arnold Böcklin son tomas de www.wikipedia.org, la de Dolcey Vergara de banrepcultural.org y las de Diego Pombo son de mi autoría fotográfica.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario