lunes, 26 de agosto de 2013

LO PEQUEÑO DE LO GRANDE Y LO GRANDE DE LO PEQUEÑO

Por: Carlos Quintero

La ciudad de Cali es muy curiosa, por decir lo menos. Curiosa, porque aquí se genera como práctica cultural, la criticonería, es decir, el comentario negativo sobre todo lo que se deja de hacer o todo lo que se hace. A los caleños, nada nos parece complacer. Lo evidencié hace muy poco, en la inauguración del Boulevard sobre Túnel Mundialista (una de las 21 megaobras proyectadas por el alcalde Jorge Iván Ospina). En ese día de celebración, los comentarios de los asistentes iban de “eso seguro se inunda en el primer aguacero” a “estas latas se quedaron sin pintar y se oxidaron” (los accesorios decorativos del boulevard son de metal oxidado), e incluso escuché decir “ya verán cuantas personas va a matar el MIO pasando por aquí”. En cuestiones de críticas ¡Somos insaciables!

Por eso no debería extrañar que, frente a los proyectos, programas y propuestas del medio de las artes en Cali, hayan innumerables cuestionamientos. Lo que sí me parecería muy extraño, de otro mundo, tipo Dimensión desconocida, es que las críticas condujeran a acciones por parte de los quejosos, como por ejemplo, plantear y desarrollar otros proyectos, programas o propuestas, mejores a los criticados. Eso no sucede. Por lo general todo se queda en un rumor, como un zumbido y no pasa de allí. Ni siquiera hay un debate abierto sobre las cuestiones del arte. Parece que priman el miedo y los “intereses” personales, que no sea que le cierren a uno las puertas por andar cuestionando el establecimiento.

El último de los episodios de esta “práctica cultural” tiene que ver con el BLOC (Becas Locales de Creación) organizado por la Fundación Lugar a dudas. Luego de la presentación de los resultados de su última versión, se ha venido planteando un cuestionamiento al manejo que se le ha dado a estas becas de creación, sobre todo en términos de cómo y a quién se le entregan las ayudas.

Lo primero que debo anotar es que este tipo de propuestas de apoyo a los artistas no existía en Cali. Por lo general, los artistas de la ciudad y la región están completamente de desamparados y lo poquito o nada que producen lo hacen de su propio peculio. Además, ante la carencia de espacios de exposición, la falta de un mercado del arte y la poca o nula proyección nacional o internacional, las obras producidas terminan, primero en las casas de los familiares y amigos cercanos y, luego que estas se llenan, en los anaqueles, closets y cuartos de sirvienta, convertidos en almacenes de obras de los mismo artistas. Es por esto que BLOC se convierte en una oportunidad interesante y necesaria para los artistas locales, casi que en una única esperanza. De ahí entonces el interés de muchos (casi todos) por estas becas.

Debo confesar que desde antes de la premiación, había comenzado a indagar sobre BLOC. Estuve buscando información sobre las convocatorias y los premios anteriores y vi algunas cosas que me llamaron la atención, que quiero poner a consideración. En cuanto a las convocatorias, tengo entendido que estas se han hecho de manera pública y abierta. He visto cómo se han entregado impresas en las salas de las entidades organizadoras (especialmente en Proartes y la Alianza Colombo Francesa) y se ha difundido por redes sociales y correos electrónicos. O sea, nada ha estado oculto. En las convocatorias anteriores que revisé (creo que la del 2011) no encontré ningún impedimento para que personas cercanas a la organización Lugar a dudas o las entidades convocantes pudieran participar o ganar los premios, lo que ha sido una constante y una queja frecuente. Sin embargo, en la actual convocatoria dice (punto 4 Requisitos): “Podrá participar cualquier persona natural, mayor de edad, a título individual o colectivo, radicado en Cali. No podrán concursar quienes estén laboralmente vinculados a alguna de las entidades convocantes”. Hasta donde tengo entendido, ninguno de los ganadores tenía un contrato o una vinculación laboral con alguna de las instituciones convocantes, así que no habría algún tipo de vicio por esta razón.

Por otro lado, las críticas apuntan a que dos de los últimos premios se otorgaron a personas que no viven o no vivían en Cali, al menos en el momento de la convocatoria. Y aquí si cabría pedir una explicación y una rectificación. Desde su nombre, se supone que BLOC es una convocatoria para los artistas de la ciudad, que residen en la ciudad. Sin embargo, la convocatoria es ambigua. Desde el encabezado de la convocatoria hasta el punto 4 de Requisitos, ya citado, se recalca en que los participantes y ganadores deben estar “radicados” en la ciudad. Creo que esto no se cumplió, al menos en uno de los casos.

Más allá de todos los intríngulis del BLOC 2013, vale la pena revisar el un marco más amplio el asunto. Por un lado, se genera toda una andanada de críticas y comentarios por, disculpen mi grosería, cuatro pinches becas de nueve millones de pesos (cerca de cuatro mil quinientos dólares, muy mal contados). Si se divide en los cinco meses del proyecto, pues el presupuesto llega a novecientos dólares, o sea millón ochocientos por mes, no está mal, si no se tuviera que sacar allí para la producción y la exposición. Si lo ponemos en la perspectiva del arte global, unas migajas.

No quiero demeritar el trabajo de Lugar a dudas o las becas BLOC. Gracias a su proceso existe BLOC y si no, no habría nada, o sea, el panorama sería peor. Lo que quiero plantear o más señalar es el poco apoyo de las instituciones gubernamentales de la ciudad hacia los artistas, empezando por la misma alcaldía y la secretaría de cultura (minúsculas a propósito de su minúsculo apoyo). En primer lugar, lo que debería existir es un generoso plan de becas para los artistas, de Cali y de fuera de Cali que expongan en la ciudad, que supere con creces las cifras que otorga BLOC. Y se los pongo en perspectiva. Si el presupuesto para las artes en Cali llegara a una cifra cercana a los quinientos millones de pesos y el 40%, o sea doscientos millones se destinaran a becas, al menos se podrían entregar becas de cuantía importante a 10 o 15 artistas de la ciudad. El mismo BLOC podría ser beneficiado con un aumento en su presupuesto, rectificando lo que haya qué rectificar. Lo restante podría ser un apoyo importante al sector en cuanto a la conformación de espacios de exhibición y propuestas pedagógicas para la formación de públicos.

Revisando de manera somera el Informe de gestión 2012 de la secretaría de cultura, es relevante la nula aparición de las artes plásticas en las políticas municipales (este informe lo pueden bajar de la página de la alcandía de Cali). Al menos, lo único que se evidencia es el aporte que se le hace al IPC donde dice que se formaron en Artes Plásticas 232 personas y que se realizaron las fichas técnicas en Brayle de las exposiciones del Centro Cultural, habiéndose realizado 12 exposiciones con una asistencia de 1012 personas (pírrica asistencia). Mejor dicho, proyectos de promoción, difusión y apoyo para los artistas de la ciudad brillan por su ausencia. Cabe anotar que el prepuesto general para cultura y turismo del municipio asciende a más de treinta mil millones de pesos, así que quinientos millones no sería más que el 1,7% del presupuesto general. Como lo he manifestado a los cercanos, la paradójica situación es que los artistas visuales somos invisibles en Cali, hasta en los informes de gestión gubernamentales.


Más allá de los cuestionamientos a BLOC, válidos o no, creo que deberíamos pensar en la situación real de los artistas plásticos y visuales frente a la ciudad. Por un lado, pasar de la quejadera a la acción, con proyectos, programas y propuestas que aporten y permitan dinamizar el medio. Por otro lado, se debería exigir al gobierno municipal una mayor atención y un mayor aporte para el sector, con políticas claras y que permitan resolver la situación actual en un mediano plazo.

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