Por: Carlos Fernando Quintero
Desde hace unos buenos meses decidí no asistir
a las exposiciones que organizan en mi pueblo, ni los aledaños, ni los del
país. Los eventos son tan de dudosa calidad, por no decir más o menos, que
prefiero evitarme la pena y el mal genio de tan siquiera asistir. La situación
me ha llevado a buscar tiquetes aéreos y ver exposiciones en otros rumbos, en
territorios conocidos y con más posibilidades de rigor, criterio y hasta
sentido común expositivo. Así que pronto, y por estos motivos, saldré(mos) del
país… el problema es que regresaré(mos)…
Sin embargo, las ganas de saludar a las amigas
de años y el morbo, puede más que los buenos propósitos. Por estos motivos,
terminé viendo el 15 Salón Regional en la sede de La Tertulia, nuestro querido
museo local. La verdad, no tenía muchas esperanzas. Y mi desconfianza se
ratificó desde la primera sala, la subterránea de la institución. En primer
lugar, la información básica de la exposición, los artistas y las obras brilla
por su ausencia. En esta sala sólo hay un pendón. Al interior, la oscuridad,
rezago de la despropositada exposición anterior (como que había qué sacarle más
“jugo” a las cortinas negras), apenas deja ver los objetos luminosos y
dificulta la movilidad de los espectadores. Escapa uno de matarse, tropezando o
cayendo por las escaleras. No hay señalización visual, ni guía, ni ninguna
advertencia. Menos hay fichas técnicas, ni información sobre las obras o los
artistas Esta es una moda que ha calado bastante en Cali. Los organizadores de
exposiciones han decidido prescindir de los títulos, técnicas, materiales y
fechas de las obras, como si estas simples informaciones no fueran parte
fundamental de las mismas. Así que, quien quiera aún visitar la sala, tendrá
qué hacerlo por su propia cuenta y riesgo, tanto por su integridad física al
moverse por la oscura sala, sin guía, así como por la falta de información
sobre las obras y los artistas.
Vista general Sala Subterráneo Museo La Tertulia.
15 Salones regionales, Cali.
En el primer piso del edificio de la colección
del museo se encuentra alojada la siguiente muestra del mismo evento. Si bien
aquí mejoran las condiciones de luz para los espectadores, no es lo mismo para
las obras. Debo decir que conozco a algunos de los autores y sus procesos
creativos, porque han sido mis estudiantes en talleres y cursos en la
Universidad del Cauca en Popayán. La escogencia de las piezas y autores, los
que conozco, me parece acertada. Sus obras o procesos artísticos tienen
condiciones tanto técnicas como conceptuales para hacer parte de este evento.
Sin embargo, cuando visité la sala me encontré con piezas que me parecieron
extrañas, distantes, desangeladas. En al menos un caso hay un deterioro
significativo e injustificado de la obra. La obra de Leonardo Amador, hasta
donde entiendo y recuerdo, un sutil tapiz de ceniza, material que es utilizado
en la construcción de las viviendas de las comunidades indígenas del norte del
Cauca, se debería conservar intacta, lo que no sucedió, ya que fue pisoteado por los asistentes a la inauguración. Claro, hasta la tarde de hoy, un día después, no había señalización adecuada que permitiera la preservación de la obra y con las pisadas ya existentes, los nuevos visitantes se tientan a "interactuar" con la pieza.
Dos obras en el 15 Salón Regional, Cali.
El gran problema es la
pésima museografía y el dudoso montaje. Al parecer, y siguiendo los “lineamientos”
museales de la institución, a los “curadores” se les ocurrió “jugar” con las
obras en el espacio… Pues, ¡perdieron! Perdieron sobre todo los artistas y sus obras,
porque en esa aglomeración arbitraria, simulacro mal formado de montaje y de
intelectualidad, nada se ve, ni siquiera se aprecia. Toda la sutileza y
potencia de las obras se pierde en este desproporcionado marisma. Eso lo puedo evidenciar con los cuatro o cinco que más conozco, pero parece que es igual para todos los demás. Ya dos de los
participantes han manifestado su inconformidad y su malestar ante este
kvernícola kvernoso kvernario. Seguro llegarán más quejas…
Obra de Leonardo Amador en el 15 Salón Regional.
La obra se encuentra deteriorada por la acción de los espectadores, montada en un espacio estrecho e inadecuado y sin ningún tipo de señalización.
Este cenagoso 15 salón regional tiene otras
sedes, a las cuáles no iré ni porque me paguen. No sé qué vaya a pasar con este
evento. Creo que poco me importa ya. Total, en este medio como que nada
importa, sólo cumplir con la cuota ministerial, con la apariencia de “progreso”…
Mejor, ¡deje así!.
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