sábado, 26 de abril de 2014

LAS ARTES Y LA EDUCACIÓN EN DOS EXPOSICIONES

Por: Carlos Fernando Quintero V.

La explicación se encuentra en un hecho concreto: aprender algo es el mayor de los placeres no sólo para el filósofo, sino también para el resto de la  humanidad, por pequeña que sea su aptitud para ello; la razón del deleite que produce observar un cuadro es que al mismo tiempo se aprende, se reúne el sentido de las cosas, es decir, que el hombre es de este o aquel modo…
Aristóteles. Poética.
Vista general inauguración de la Exposición de dibujo: 
Profesores de la Facultad de Artes visuales y Aplicadas. 
25 de abril de 2014.

Sin bombos ni platillos, ya que no hubo despliegue publicitario ni invitaciones, se inauguró en el Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali (IDBA), la Exposición de dibujo: profesores de la facultad de artes visuales y aplicadas. De lo anterior, quisiera resaltar la poca difusión, como si no se quisiera mostrar al público en general de la ciudad los trabajos de los profesores. En otras épocas y en otros contextos, una exposición de profesores de la academia, la de mayor tradición en la ciudad y en el departamento, sería un evento relevante, con una asistencia masiva y con la participación activa de los medios de comunicación, que en este caso parece que brillaron por su ausencia. Claro, esto no es culpa de los medios ni del público. Lo que sucede es que no hay difusión, no se proyecta el evento hacia el exterior del instituto. Es un fenómeno curioso, por decir cualquier.

Leonardo Herrera y Wilson Díaz. La mata que mata. Performance. 2009.


Pero este no es el tema. La cuestión es que en la galería del IDBA se presentan las obras de los profesores de la Facultad de Artes visuales y aplicadas, y con ella se podría o se debería generar alguna reflexión sobre la relación de las artes con la educación.

Hablando en sí de la exposición, lo primero es la prolijidad del montaje y de la obras. Todo está bien dispuesto, con un espacio suficiente para cada propuesta de los docentes. Entre ellos, unos muy jóvenes, como Sergio Zapata, Hermann Yusti, Mónica Restrepo (quien además es la gestora del evento), otros con mayor experiencia como Ernesto Ordoñez, Juan Melo, Carlos Fernando Rodríguez, Juan Diego Monsalve, Leonardo Herrera, Wilson España y Ricardo Lemos (los demás, que no nombro, no los conozco). Sensibles ausencias, como Liliana Vergara, José Horacio Martínez y Elías Heim, que no hicieron parte de la muestra.

Obras de Sergio Zapata.


A pesar de las diferencias, la exposición es pareja, de un buen nivel. Sin embargo, no hay mayores variaciones sobre lo ya conocido o ya visto. En síntesis, es una exposición bien hecha, con obras buenas, pero sin mayores riesgos ni pretensiones. Así, parece que el evento cumple con algún fin pedagógico al interior de la institución, como enseñar a los jóvenes cómo se hacen exposiciones en condiciones aceptables, a la vez de generar confianza en los educandos de que sus profesores saben su oficio o labor como artistas. Hacia afuera, para el público en general, la lectura podría ser la misma.

Juan Melo. Kala Rodríguez. De la serie Gente brillante. Lienzo, escarcha. 2014.

Y aquí me asalta la duda, ¿por qué tan poco riesgo, tan poca pretensión en las propuestas de los profesores-artistas? De un lado, creo que no hay mayor convicción con este tipo de muestras, bien porque el instituto ya no es un espacio que convoque o representativo para la cultura y las artes locales o por la falta de apoyo y de visión por parte de la administración a las propuestas expositivas de sus docentes y estudiantes (el asunto se agrava teniendo en cuenta que a los docentes no les pagan sus salarios parece que hace varios meses, situación que ya se volvió común en el IDBA).

Carlos Zúñiga. Intervención con mesa, ladrillos, butaco y cuadernos. (2009 - 2014).

De esta exposición se derivan muchas situaciones a revisar. Por un lado, la situación del IDBA como espacio artístico, pedagógico y cultural, reconocido por la sociedad en general. Era evidente que los asistentes a la inauguración eran los mismos profesores y los estudiantes, con excepción de dos señores que entraron al final. También se evidencia en la poca importancia que los mismos profesores dieron al evento, no participando o llevando obras de pequeño o mediano formato, que las sacaron de sus stocks o almacenes particulares. Igual, según me informaron contó con un presupuesto exiguo (“tocaba llevar hasta los clavos”, me dijo literalmente un docente), lo que evidencia la poca importancia que la misma institución da a sus docentes. Pero ¡es la exposición de los profesores del IDBA! ¡Por favor! ¡Debería ser el gran evento del año! ¿O no? Ya no sé… De todos modos, vale la pena verla…

Obras de Wilson España. Lápiz grafito sobre lienzo. 2013.

Mónica Restrepo. Destrucción (1989): Cuando Doris Salcedo fue decana de la Facultad... Tinta sobre papel de caña de azúcar. 2010 - 2014.

La otra exposición es la que actualmente se lleva a cabo en la Galería Humberto Hernández del Centro Cultural Colombo Americano de Cali y que tiene como título OMG- Oh My God! del Grupo The Trans. La exposición se compone de una serie de obras entre videos, audios, impresos y un mapa de Cali que invita a la interacción. Hasta donde entiendo, The trans busca denunciar la presencia de alimentos transgénicos en el mundo a través de la música. Su propuesta implica la realización de piezas musicales que involucren al público de muchas maneras: a veces colaborando con las letras o participando en la ejecución de las obras, además de asistir activa y masivamente a sus presentaciones públicas. Se destaca que los miembros del grupo personifican vegetales como el maíz o la caña de azúcar, con disfraces de espuma y satín, bastante coloridos y divertidos. Hay en el actuar y en los propósitos del grupo un afán pedagógico, de enseñanza, que aparentemente va dirigido al público infantil. Y parece que funciona.

 Exposición OMG - Oh My God. Grupo The Trans. 
Centro Cultural Colombo Americano, Cali, Colombia.

Sin embargo, la idea de lo pedagógico del arte me genera muchas inquietudes. Lo pedagógico ¿podrá ser considerado como un fin específico de las artes o será inherente a los procesos artísticos? Y, al hablar de lo pedagógico, ¿no se le estará sumando un sentido mesiánico a lo artístico? La cuestión tiene que ver con que al dar un sentido o fin preciso a lo artístico se corre el riesgo de banalizar o de convertir en prosaico el acto o la obra, lo que va en contra del carácter poético de las artes. Mejor dicho, al buscar transmitir un mensaje, se puede caer en la limitación de los sentidos y significados de las obras, las cuales terminan en lo que hace unos años considerábamos “lo panfletario”, “lo anecdótico”.

 Obras de Carlos Fernando Rodríguez en Exposición de dibujo.



Y esto no sucede solo cuando al nombre “arte” se le pone el apellido “pedagógico”. También le puede suceder a los de las familias “político”, “social”, “etnográfico”, “psicológico”, en fin, cualquier apellido que limite el sentido o el significado o que, de manera más precisa, asesine lo metafórico, lo poético. Porque, como lo anotó William Ospina en Lo que nos dejó el siglo XX, las artes son el único invento de la cultura occidental que superó las limitaciones de la lógica tradicional y de las taxonomías, la especificidad y la especialización, convirtiéndose en la única actividad plural e integradora del pensamiento.

Juan Diego Monsalve. Sudarios. Técnica mixta. 2010.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario