Por:
Carlos Fernando Quintero V.
La explicación se
encuentra en un hecho concreto: aprender algo es el mayor de los placeres no
sólo para el filósofo, sino también para el resto de la humanidad, por pequeña que sea su aptitud
para ello; la razón del deleite que
produce observar un cuadro es que al mismo tiempo se aprende, se reúne el
sentido de las cosas, es decir, que el hombre es de este o aquel modo…
Aristóteles. Poética.
Vista general inauguración de la Exposición de dibujo:
Profesores de la Facultad de Artes visuales y Aplicadas.
25 de abril de 2014.
Sin bombos ni platillos, ya que no hubo
despliegue publicitario ni invitaciones, se inauguró en el Instituto
Departamental de Bellas Artes de Cali (IDBA), la Exposición de dibujo: profesores de la facultad de artes visuales y
aplicadas. De lo anterior, quisiera resaltar la poca difusión, como si no
se quisiera mostrar al público en general de la ciudad los trabajos de los
profesores. En otras épocas y en otros contextos, una exposición de profesores
de la academia, la de mayor tradición en la ciudad y en el departamento, sería
un evento relevante, con una asistencia masiva y con la participación activa de
los medios de comunicación, que en este caso parece que brillaron por su
ausencia. Claro, esto no es culpa de los medios ni del público. Lo que sucede
es que no hay difusión, no se proyecta el evento hacia el exterior del
instituto. Es un fenómeno curioso, por decir cualquier.
Leonardo Herrera y Wilson Díaz. La mata que mata. Performance. 2009.
Pero este no es el tema. La cuestión es que
en la galería del IDBA se presentan las obras de los profesores de la Facultad
de Artes visuales y aplicadas, y con ella se podría o se debería generar alguna reflexión
sobre la relación de las artes con la educación.
Hablando en sí de la exposición, lo primero
es la prolijidad del montaje y de la obras. Todo está bien dispuesto, con un
espacio suficiente para cada propuesta de los docentes. Entre ellos, unos muy
jóvenes, como Sergio Zapata, Hermann Yusti, Mónica Restrepo (quien además es la
gestora del evento), otros con mayor experiencia como Ernesto Ordoñez, Juan
Melo, Carlos Fernando Rodríguez, Juan Diego Monsalve, Leonardo Herrera, Wilson
España y Ricardo Lemos (los demás, que no nombro, no los conozco). Sensibles
ausencias, como Liliana Vergara, José Horacio Martínez y Elías Heim, que no hicieron
parte de la muestra.
Obras de Sergio Zapata.
A pesar de las diferencias, la exposición es
pareja, de un buen nivel. Sin embargo, no hay mayores variaciones sobre lo ya
conocido o ya visto. En síntesis, es una exposición bien hecha, con obras
buenas, pero sin mayores riesgos ni pretensiones. Así, parece que el evento
cumple con algún fin pedagógico al interior de la institución, como enseñar a
los jóvenes cómo se hacen exposiciones en condiciones aceptables, a la vez de
generar confianza en los educandos de que sus profesores saben su oficio o
labor como artistas. Hacia afuera, para el público en general, la lectura
podría ser la misma.
Juan Melo. Kala Rodríguez. De la serie Gente brillante. Lienzo, escarcha. 2014.
Y aquí me asalta la duda, ¿por qué tan poco
riesgo, tan poca pretensión en las propuestas de los profesores-artistas? De un
lado, creo que no hay mayor convicción con este tipo de muestras, bien porque
el instituto ya no es un espacio que convoque o representativo para la cultura
y las artes locales o por la falta de apoyo y de visión por parte de la
administración a las propuestas expositivas de sus docentes y estudiantes (el
asunto se agrava teniendo en cuenta que a los docentes no les pagan sus
salarios parece que hace varios meses, situación que ya se volvió común en el
IDBA).
Carlos Zúñiga. Intervención con mesa, ladrillos, butaco y cuadernos. (2009 - 2014).
De esta exposición se derivan muchas
situaciones a revisar. Por un lado, la situación del IDBA como espacio artístico,
pedagógico y cultural, reconocido por la sociedad en general. Era evidente que
los asistentes a la inauguración eran los mismos profesores y los estudiantes,
con excepción de dos señores que entraron al final. También se evidencia en la
poca importancia que los mismos profesores dieron al evento, no participando o llevando
obras de pequeño o mediano formato, que las sacaron de sus stocks o almacenes particulares.
Igual, según me informaron contó con un presupuesto exiguo (“tocaba llevar
hasta los clavos”, me dijo literalmente un docente), lo que evidencia la poca
importancia que la misma institución da a sus docentes. Pero ¡es la exposición
de los profesores del IDBA! ¡Por favor! ¡Debería ser el gran evento del año! ¿O
no? Ya no sé… De todos modos, vale la pena verla…
Obras de Wilson España. Lápiz grafito sobre lienzo. 2013.
Mónica Restrepo. Destrucción (1989): Cuando Doris Salcedo fue decana de la Facultad... Tinta sobre papel de caña de azúcar. 2010 - 2014.
La otra exposición es la que actualmente se
lleva a cabo en la Galería Humberto Hernández del Centro Cultural Colombo Americano
de Cali y que tiene como título OMG- Oh
My God! del Grupo The Trans. La exposición se compone de una serie de obras
entre videos, audios, impresos y un mapa de Cali que invita a la interacción.
Hasta donde entiendo, The trans busca denunciar la presencia de alimentos
transgénicos en el mundo a través de la música. Su propuesta implica la
realización de piezas musicales que involucren al público de muchas maneras: a
veces colaborando con las letras o participando en la ejecución de las obras,
además de asistir activa y masivamente a sus presentaciones públicas. Se
destaca que los miembros del grupo personifican vegetales como el maíz o la
caña de azúcar, con disfraces de espuma y satín, bastante coloridos y
divertidos. Hay en el actuar y en los propósitos del grupo un afán pedagógico,
de enseñanza, que aparentemente va dirigido al público infantil. Y parece que
funciona.
Exposición OMG - Oh My God. Grupo The Trans.
Centro Cultural Colombo Americano, Cali, Colombia.
Sin embargo, la idea de lo pedagógico del
arte me genera muchas inquietudes. Lo pedagógico ¿podrá ser considerado como un
fin específico de las artes o será inherente a los procesos artísticos? Y, al
hablar de lo pedagógico, ¿no se le estará sumando un sentido mesiánico a lo
artístico? La cuestión tiene que ver con que al dar un sentido o fin preciso a
lo artístico se corre el riesgo de banalizar o de convertir en prosaico el acto
o la obra, lo que va en contra del carácter poético de las artes. Mejor dicho,
al buscar transmitir un mensaje, se puede caer en la limitación de los sentidos
y significados de las obras, las cuales terminan en lo que hace unos años
considerábamos “lo panfletario”, “lo anecdótico”.
Obras de Carlos Fernando Rodríguez en Exposición de dibujo.
Y esto no sucede solo cuando al nombre “arte”
se le pone el apellido “pedagógico”. También le puede suceder a los de las
familias “político”, “social”, “etnográfico”, “psicológico”, en fin, cualquier
apellido que limite el sentido o el significado o que, de manera más precisa,
asesine lo metafórico, lo poético. Porque, como lo anotó William Ospina en Lo que nos dejó el siglo XX, las artes
son el único invento de la cultura occidental que superó las limitaciones de la
lógica tradicional y de las taxonomías, la especificidad y la especialización,
convirtiéndose en la única actividad plural e integradora del pensamiento.
Juan Diego Monsalve. Sudarios. Técnica mixta. 2010.
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