lunes, 26 de mayo de 2014

MALOS PRECEDENTES

Por: Carlos Fernando Quintero Valencia

Hace poco más de dos décadas se vivió en Cali un “fenómeno cultural” (por llamarlo de alguna manera) que se denominó la “Lombanización” de Cali[1]. El fenómeno consistió en el otorgamiento de permisos y, muy seguramente, de presupuestos al escultor Héctor Lombana, sin que hubiera un debido concurso o una asesoría por parte de expertos en urbanismo y, sobre todo, en artes. Así, a dedo y por una decisión de la administración municipal de la época y con el patrocinio de la Cámara de Comercio de Cali, contra todas las críticas del medio artístico local, se instalaron en el espacio público de Cali, al menos tres esculturas de gran formato del escultor de Ríofrio (Magdalena, Colombia): La fuente de los niños, la Fuente del Deporte, el Monumento a la Solidaridad. Estoy seguro que hubieran sido otros, si no es porque una buena parte del medio artístico local se pronuncia en contra y los medios de comunicación replican estas críticas. Con todo, y a pesar de todo, las fuentes y monumentos allí están y allí seguirán, no tanto como símbolos de la Cali cultural que queremos, sino como muestras del poder absoluto de una clase dirigente sin educación y sin sensibilidad social y cultural.

Claro, decir lo último obliga a una mayor explicación sobre los cuestionamientos a las obras de Lombana. En primer lugar se debe decir que su figuración, para ser de mímesis realista, es bastante torpe y deficiente. Por ejemplo, los retratos de los personajes de la Fuente del deporte son apenas reconocibles por los atributos que los acompañan, como el cabello de El Pibe Valderrama o las pesas y la medalla de María Isabel Urrutia. Si no fuera por esto, podrían ser cualquiera. También, las formas de los cuerpos son rígidas, como monigotes. Esto se percibe mejor en la Solidaridad.

Por otro lado, en las artes, las de a de veras, se evita el panfleto, la anécdota, para privilegiarse la esencia y el concepto. Igual se tiene un cuidado sobre el contexto o el entorno social y cultural en donde se situará la obra. Todo lo anterior parece no haber sido tenido en cuenta por el escultor. En primer lugar, cayó en el lugar común de la idea de solidaridad, a poner un grupo de personas haciendo una misma labor. Así, ¿por qué no podría ser entonces el monumento al trabajo o al concierto para delinquir? Por otro lado, los monigotes antropomorfos, en su aparente tensión corporal, parecen estar desarrollando alguna actividad laboral relacionada con la minería. Curioso, ya que si bien en el Valle del Cauca hay explotación minera, esta es mucho menor que el cultivo de la caña, por citar algún mejor ejemplo. A todas luces, las obras de Lombana son mediocres en su factura y concepción, y ni siquiera tienen un anclaje con la sociedad y la cultura local. Y con todo, las impusieron a la fuerza y nos dejaron como un “legado indeseable”.

No en vano rememoro el caso Lombana. Hace muy poco fui enterado de un caso similar, aunque muy diferente. Similar por el tratamiento que se le ha dado desde la administración de la cultura local. Diferente por las condiciones artísticas y culturales, la indiferencia de los principales actores culturales y artísticos de la ciudad (que no sé si se han enterado del hecho) y por el silencio de los medios de comunicación.

Se trata de la Convocatoria pública y concurso para la realización de una escultura en homenaje a Piper Pimienta Díaz, realizado por la Secretaría de Cultura de Cali[2]. Según los documentos de la Convocatoria y el Concurso, esta se resuelve con una resolución del 28 de abril, la inscripción de los participantes se hizo entre el 30 de abril y el 2 de mayo (1° de mayo, en medio, día festivo), la presentación de proyectos se realizó hasta el 19 de mayo y el jurado evaluó y dio su concepto el día 22 de mayo, todas las fechas, por si hay alguna duda, del año 2014.


Antes de continuar, debo anotar que quién ganó la convocatoria, de los dos concursantes, fue el maestro Diego Pombo, a quien conozco hace muchísimos años (más de los que él pueda saber o recordar), a quien admiro como artista y a quien reconozco su labor como gestor cultural, al lado de su compañera Beatriz Monsalve, con el teatro Salamandra del Barco Ebrio, que acaba de cumplir 20 años continuos de funcionamiento, y con Ajazzgo, el Festival internacional de Jazz, que se ha preciado, desde sus inicios, de traer las mejores propuestas musicales del planeta. Incluso, la obra de Pombo ha sido comentada en esta Kverna, con motivo de su última exposición[3]. Y confieso que me gusta mucho su obra en homenaje a Jovita Feijoo, nuestra emblemática loca. O sea, calidad artística, experiencia, trabajo por las artes y la cultura de la ciudad, entre otras cualidades, sobran en la figura de Diego Pombo. Seguro estoy que el maestro no necesita de componendas o de arreglos truculentos para que una de sus obras sea aceptada. Tampoco creo que se vaya a enriquecer económicamente (de pronto sí moral y espiritualmente) con esta obra. Porque el monto del proyecto, con los descuentos de ley (que pueden llegar al 40% del total), apenas alcanzarán para la ejecución del mismo, quedándole al artista poco más que un “muchas gracias”. Y aclaro que todo lo anterior se anota porque ya comienzan voces a generar suspicacias.

Aquí lo que hay qué revisar es cómo se generan estas convocatorias y estos concursos por parte de la Secretaría de Cultura, si cumple con los mínimos criterios de reales (y no sólo “legales”) de participación y apertura y si se cumplen con los requisitos planteados tanto en la convocatoria como en el concurso.

Lo primero que tendríamos qué revisar son los tiempos. La verdad, no sé en qué cabeza cabe que se puede realizar una convocatoria pública y un concurso para una escultura pública en menos de 3 semanas. La idea es, por decir lo menos, absurda. Lo otro que llama la atención es que la convocatoria se publica en la página de la alcaldía de Cali el día 30 de abril y la convocatoria se cierra el día 2 de mayo, teniendo en medio un día festivo. En síntesis, la convocatoria estuvo abierta poco menos de 12 horas hábiles. Y en el día festivo, por lo general, todos descansamos, así que no creo oportuno realizar este tipo de anuncios con tan corto tiempo y en esos momentos. También, la difusión no se hizo por medios masivos como periódicos (El País, Cali Cultural, etc), radio y televisión. Esto, a todas luces, va en contravía de lo que misma convocatoria proclama, que es la participación de un número importante de artistas de la ciudad.

El factor tiempo, la rapidez y la precipitación, pueden afectar la calidad técnica y artística de la propuesta. Hay qué tener en cuenta que, incluso realizar una exposición de un artista, así tenga sus obras ya hechas, puede demorar mucho más que las dos semanas propuestas, si contamos desde el 2 de mayo, fecha de cierre de la convocatoria, al 19 de mayo, momento de cierre del concurso. Lo que parece no se tiene en cuenta es que este proyecto implica una afectación importante del espacio público y del imaginario (identidad) de la ciudad. En primer lugar, y en este caso, hay factores y variables que se tendrían qué revisar y tener en cuenta desde lo técnico. En primer lugar, la convocatoria y el concurso no explicitan dónde se ubicará la obra, lo que implica que el autor no conoce el entorno inmediato y no podrá prever posibles aspectos para la mayor pertinencia del proyecto. También, al no conocerse el lugar, tampoco se pueden prever condiciones del terreno, orientación de la obra que favorezca o proteja de la incidencia del sol, de los vientos y demás condiciones climáticas, así como las condiciones del terreno, que de pronto (espero que no) requiera de trabajos de adecuación o mantenimiento, previo a la instalación de la escultura.

Por otro lado, la nula participación de los artistas y el poco tiempo para la elaboración del proyecto, afectan significativamente la calidad artística. Es evidente que no hubo concurso, en el estricto sentido del término. Sólo se presentaron dos proponentes, siendo uno descalificado por no haber presentado bien su documentación. ¿Y es que en Cali sólo hay dos artistas que puedan participar? Así, no hubo concurrencia y no hubo competencia. No hubo parámetros de comparación, puntos de opinión diversos, posturas conceptuales o artísticas contradictorias. No, nada de eso. El jurado conceptuó sobre una sola propuesta. ¡Fácil! Y hablando del jurado, ninguno de sus miembros, si bien tienen altas calidades morales y éticas y un reconocimiento en sus respectivas profesiones, pertenece activamente (como artistas, crítico, curador, historiador o investigador de las artes) al medio artístico. Grave, porque en el tercer párrafo del documento del concurso dice: “El monumento… será evaluado por una terna de jurados conformada por un destacado en artes plásticas, un comunicador social que haya realizado publicaciones en el tema de la salsa en la ciudad de Santiago de Cali y un actor cultural”. Hasta donde sé, ninguno de los 3 jurados es un “destacado en artes plásticas”, lo debería invalidar el concepto del jurado.

Lo que al parecer se evidencia en este caso es la improvisación y la falta de criterio para el manejo de la cultura y las artes en Cali. De los afanes, queda, además del cansancio, una afectación al paisaje urbano y a la identidad de la ciudad, como sucedió hace casi dos décadas con las obras de Lombana. Mal haríamos en seguir por el mismo camino. Vale aquí hacer un llamado respetuoso a la Secretaria de Cultura y Turismo de Cali, la señora María Helena Quiñones para que tenga mayor cuidado en los tiempos y características de las convocatorias y concursos, ya que están decidiendo sobre el patrimonio y la identidad de los caleños. No se puede andar improvisando y precipitando en cuestiones tan delicadas como las mencionadas aquí. Igual, tratándose de Pombo, seguramente la ciudad saldrá bien librada. Pero este caso, es un pésimo precedente de gestión cultural, que espero no se vuelva a repetir.


[1] En http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-283796 se puede leer el artículo del periódico El Tiempo que hace referencia a la inauguración del Monumento de la Solidaridad, de Héctor Lombana, con presidente de la república abordo y todos los juguetes…
[2] Las imágenes y documentos de este artículo han sido tomados de página de la Alcaldía de Cali, donde se pueden consultar:  http://www.cali.gov.co/cultura/publicaciones/abren_convocatoria_en_artes_plasticas_como_homenaje_a_piper_pimienta_pub. 
[3] http://desdelakverna.blogspot.com/2013/12/diego-pombo-y-el-neo-romanticismo.html.

domingo, 18 de mayo de 2014

SOBRE EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS MUSEOS

Por: Carlos Fernando Quintero Valencia

Hoy, 18 de mayo, se celebra el día internacional de los museos, esos espacios que parecen inocuos y neutrales, que parecieran ser o deberían ser para el disfrute y el goce de los espectadores. En este día especial, los museos abren sus puertas a todos los espectadores de manera gratuita. Ofrecen además actividades especiales, como conciertos, visitas guiadas especiales o conferencias, para atraer más audiencia y cautivar a nuevos espectadores.

Museo de Arte Colonial de Cali. 
Jardín con la original Pila del Crespo.

La verdad, pienso que no se debería llamar el día de los museos sino el día del público, ya que este es el que celebra y es mejor atendido de lo acostumbrado. Y porque es el público el que hace al museo, si entendemos a este último no como una arquitectura contenedora de cosas más o menos bien tenidas o exhibidas, sino como un lugar de intercambios, de construcción de saberes y de comunidad, donde se conservan no sólo objetos muy preciados, si no que se establecen los valores en torno a la identidad y al ser, como individuos y como sociedad.

Por eso, los museos no son ni inocuos ni neutrales. Al contrario, desde su origen responden a intereses sociales, políticos, económicos y culturales muy precisos. Así, los museos nacionales coleccionan lo que al estado o al gobierno le interesa preservar y presentar a sus ciudadanos como aquello relevante e importante, dejando en la trastienda y el olvido muchas producciones que no “interesan”, lo que no quiere decir que no puedan ser interesantes. Lo mismo sucede con los museos de arte moderno o arte contemporáneo. Responden a sus respectivos sistemas de creencias, a programas sociales, culturales y económicos que se manejan con agendas ocultas y con intenciones tácitas. Este panorama lo explica mejor, por ejemplo, el artista Hans Haacke en su en artículo titulado Museums: managers of conciousness (http://artcontext.net/crit/scrapbook/index.php?id=26) una crítica severa a la idea de industria cultural y a los museos como empresas culturales.

Virgen durmiendo. Anónimo ca. Siglo XVIII.


Claro, el mundo ha cambiado mucho en las últimas dos décadas y las instituciones deberían adaptarse a los nuevos tiempos. Lo preocupante puede ser que ese afán de adaptarse, pierdan su razón de ser y, en el caso de los museos, comience a pesar más lo administrativo y la generación de recursos, que el carácter educativo y de investigación o de preservación. Se debería lograr un equilibrio entre lo primero y lo segundo.

Por otro lado, el goce debe ser algo inherente a la visita a un museo, pero este no necesariamente debe confundirse con la diversión. Si hablamos de goce estético, este se da por la contemplación e interacción con las obras, e implica un crecimiento cognitivo y, por qué no, espiritual de la persona que mira y contempla. Esta contemplación debe involucrar los sentidos de manera decidida, o mejor dicho, se debería tener las condiciones para lograr percibir las obras. Si bien esto suena obvio, a veces no sucede, bien sea por las condiciones de la exhibición o por la disposición del espectador. Lo otro que se involucra es el conocimiento, la razón, el entendimiento. Ya que las obras no generan sólo el placer de las sensaciones, sino que además deberían suscitar el placer del entendimiento y la comprensión, debido a lo que me atrevería a llamar “crecimiento intelectual”. Vale la pena anotar que el placer de las artes se puede presentar por fuerzas positivas o negativas, o sea, que no sólo “lo bello” es lo que place. Pero esto ya son honduras intelectuales para tratar en otro momento.

Indígenas con ofrenda de chontaduro para la Virgen de los Remedios.

La verdad, gozo mucho al ir a los museos. Hace unos días visité y me gocé uno de mis favoritos, el Museo de Arte Colonial de Cali, justo al lado de la iglesia La Merced. No es un gran museo, pero es uno de especial recordación para mí. Recuerdo que muy niño me llevaron de excursión del colegio. Fuimos en la buseta del liceo, que recién la habían comprado (si mal no estoy, su primer viaje). Era muy niño aún y no pensaba en ese momento en estudiar artes ni nada parecido. Recuerdo que llegamos al lugar muy temprano en la mañana y no habían abierto las puertas. Nos formaron en la entrada, los profesores tocaron la vieja puerta madera y un minuto después esta se abrió. Para mí todo era mágico e idílico. Entré a esa vieja edificación de los siglos XVII y XVIII. Se sentía un aroma especial, se veía una luz especial. De pronto nos enfrentamos a las primeras obras, a los primeros objetos. Recuerdo especialmente un retrato de la colonia, de algún obispo de antaño, donde me sorprendió y fascinó la manera en que el artista había pintado los encajes blancos que remataban las mangas de su traje.

Cristo de la capilla de la Virgen de los Remedios.


La nueva visita, la de hace pocos días, fue muy similar. Con el paso del tiempo y los años de formación, la fascinación y el goce aumentan. Ahora veo cosas que antes y en cualquier otra visita no vi. Mirar las obras con detenimiento, poder identificar elementos icónicos y elucubrar y discurrir sobre posibles, lejanas y misteriosas historias (por ejemplo, preguntarse sobre quién haría esta pintura, quién la habrá encargado, qué función habrá tenido, etc). En fin, vale la pena ir a los museos y gozarse el arte, desde lo perceptual a lo crítico.


sábado, 10 de mayo de 2014

EVER ASTUDILLO HABLA SOBRE SU OBRA


HOMENAJE A EVER ASTUDILLO - PALABRAS DE EDUARDO SERRANO


HOMENAJE A EVER ASTUDILLO EN UNIVALLE

Por: Carlos Fernando Quintero Valencia


“Lo que me vayan a dar/que me lo den en vida”. Así, como con una cita salsera del viejo tema del Gran Combo de Puerto Rico terminó sus palabras de agradecimiento el maestro Ever Astudillo en el merecido homenaje que este viernes 9 de mayo se le rindió en la Biblioteca Central de la Universidad del Valle de Cali, Colombia. El homenaje comprendió un primer evento académico con palabras del historiador y crítico de arte Eduardo Serrano, amigo y compañero de mil aventuras del maestro, quien desde sus inicios valoró su obra y acompañó el proceso creativo del artista caleño. La asistencia fue masiva, sobre todo por parte de estudiantes y profesores de la universidad, así como ex-alumnos y ex-compañeros de trabajo del maestro, que desde diferentes latitudes se desplazaron para acompañar el evento.

Eduardo Serrano y Ever Astudillo.


El homenaje incluyó además la presentación del segundo número de la revista ¿Qué está mirando? publicada por el Departamento de Filosofía y la División de Bibliotecas de la universidad, quienes son los motores de esta exposición y del proyecto de señalar, resaltar y destacar la producción de artistas locales. La revista contiene una estupenda entrevista a Ever Astudillo y un excelente ensayo de Eduardo Serrano, así como una nota biográfica y algunos apartes de escritos de diferentes autores. La revista se convierte así en un documento importante, que acompaña la exposición a manera de catálogo. Vale la pena resaltar que este es el segundo número de la revista, habiéndose dedicado el primero a María Teresa Negreiros, artista brasilera radicada en Cali desde los años 60 y 70 y a quién también se rindió un homenaje similar.



Acto académico de Homenaje a Ever Astudillo en Univalle.

El acto continuó con la inauguración de la exposición retrospectiva del artista, que comprende obras producidas desde mediados de la década de 1980 hasta obras realizadas en 2013 y que hicieron parte de sus exposiciones más recientes en Popayán y Cali. Si bien la exposición está muy bien curada y montada, y presenta obras de muchos períodos de los procesos productivos del maestro, faltan piezas como las pinturas de principios de los 90 o las obras presentadas en el MAMBO hacia mediados del 2000. Claro, es muy difícil reunir en una sola exposición la prolífica producción artística de Astudillo. Su obra incluso daría para hacer varias exposiciones por épocas o por temas, para generar reflexiones diversas sobre los procesos artísticos de las últimas décadas en Cali, Colombia, Latinoamérica y el mundo, y también para discurrir sobre temas sociales, políticos, económicos, culturales y hasta problemas filosóficos diversos, todos aún por ser explorados y discutidos.




Vale la pena ir y volver a tener la experiencia de mirar las obras de Ever Astudillo. Y no sólo porque es uno de los grandes artistas de la historia del arte colombiano, un estupendo dibujante y artista, con una mirada delicada y crítica sobre lo urbano, sino porque además, con esa mirada, nos ofrece una mirada panorámica sobre el sentir, la vivencia, el acontecer social, político, cultural, ético y moral de Colombia y del mundo, en las últimas cuatro décadas.